Atrapado en la Telaraña

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Saltó lo más alto que pudo al tiempo que su oponente lanzaba su seda para intentar inmovilizarlo, más le esquivó y logró que esta fallara.

Se lanzó hacia ella con una rapidez increíble, enrolló su cuerpo a su alrededor pero el enorme arácnido escapó de él apenas.

Continuaron batallando entre ataques poco certeros y esquivos.

El rubio les veía con el ceño fruncido, buscaba algún indicio de cómo ayudar a su compañero mediante la observación de aquel arácnido. Creía que sus movimientos tendrían una variable repetida que podría utilizar en su contra.

Sin embargo, tuvo que apartar la vista del espectáculo al escuchar una discusión detrás de él. Ambas chicas hablaban a gritos, se culpaban mutuamente por sinsentidos que al chico le parecieron banales.

Lila tenía a la morena sometida, le doblaba el brazo por la espalda mientras le echaba en cara no haber protegido a su amigo.

—¡Incluso si no lo hiciste eres igual de culpable que su asesino! ¡Él te amaba y tú abusaste de su confianza! ¡Mereces que te castiguen a ti también!

—¡Cállate! ¡Yo no quería esto! ¡Todo esto ocurrió por tu culpa! ¡Discutimos por ti y Nora nos escuchó! —Esbozó entre lloriqueos.

Adrien se acercó a las dos féminas al oír aquella confesión. Abrió una de las puertas traseras del coche, lo que sorprendió a Rossi, le pidió a esta que soltara a Césaire con un gesto de su mano para que la dejase hablar.

Tan pronto se sintió libre, Alya se encontró cara a cara con el rubio, apartó su mirada al reconocerlo de la previa investigación.

—Habla —le ordenó—, o sufrirás el mismo destino que tu hermana. La policía viene en camino, les he mensajeado con anterioridad.

La chica tragó saliva al tiempo que apretaba la tela del asiento entre sus manos y se mordía el labio inferior. Al final suspiró con resignación.

—Aquel día, Nino fue a verme para terminar conmigo. Al principio yo no tenía ni idea de lo que pasaba. Creí que estábamos bien, incluso me había confesado que era un teriomorfo unas semanas antes. Esa vez me dijo que sabía que yo también lo era porque no era muy buena para esconder secretos.

—¡Lo recuerdo! Él acudió a mí para contarme que estabas muy trastornada por el asunto. ¡Él estaba muy dolido por eso! —Acusó Lila con ojos enfadosos.

—¡Pues si fue así, no le duró mucho! —Expresó entre lágrimas, apretó los labios con ligereza y temblor—. Dijo que no podíamos seguir juntos, le pregunté si era por mis prejuicios pero él lo negó y entonces... me confesó que tú le gustabas.

—¿Qué? —Preguntó en un susurro, impactada por aquella noticia inesperada.

—Yo le grité y peleamos después, le reclamé por no contarme antes su secreto y... —se llevó una mano a la boca para reprimir un chillido—...Nora oyó eso.

Agreste asintió, podía imaginarse la escena. La pareja hablaba a gritos cuando la chica soltó tales palabras que llevarían a Lahiffe a su fin. La hermana mayor les escuchó mientras pasaba cerca de ahí y se lanzó contra el chico, acabó con su vida sin siquiera detenerse a pensar en las consecuencias.

—A pesar de que no somos humanas, Nora ha crecido con un profundo odio hacia los teriomorfos después de que nuestro padre nos abandonara.

El chico se volvió a ver la feroz batalla. La araña parecía tener la ventaja pero entonces, presenció cómo Couffaine activaba su habilidad. Era claro que le tenía acorralado, de otro modo no lo hubiese hecho.

Misterios en París (Lukadrien)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora