En cuanto llegue a Venezuela, conocí a mi primo José, un chico muy apuesto y encantador, y el flechazo fue instantáneo. Sentí que el también estaba interesado en mi. Mis tíos se deshacían en invitaciones a su casa, cenas, meriendas, cualquier excusa era buena y por supuesto yo no ponía ninguna objeción. Hablábamos mucho, nos sentíamos bien mutuamente y poco a poco empezó a surgir algo muy parecido a la ilusión, la cual se truncó gracias a los prejuicios de mis padres, los cuales
no estaban de acuerdo para nada, como iba a tener algo con un primo, que escándalo, de hecho se centraron en presentarme a cuanto muchacho casadero aparecía, no importaba si me llevaba quince o veinte años, lo importante es que tenía una buena situación económica y lo que yo sienta pues poco importa. Me metieron a varios por los ojos, uno más aburrido que el otro, el hijo de tal amigo o el sobrino del dueño de tal empresa. Realmente quería salir corriendo, cómo puede ser que en estos tiempos todavía tus padres decidan tu futuro; ¿Acaso son ellos los que tienen que convivir con el que ellos te escojan? Pues no, se vuelve a repetir el patrón de que te cases con quién ellos estén de acuerdo, y tus sentimientos no tienen nada que hacer aquí, sobran. El primo se cansó de esperar y yo me cansé de luchar contra mi destino. Por eso empecé a tomar decisiones equivocadas que pronto repercutirían en mi futuro y en mi salud mental.
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Sin Respiración
Short StoryEsta historia es la de una muchacha aparentemente normal, pero su vida estaba llena de situaciones que la tenían encerrada en su propio mundo, del cual ella pudo ir saliendo y ser la persona que es actualmente.