Capítulo 20.- Con la roca a cuestas

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Y aquí empieza el infierno otra vez, días enteros de lamentos y reproches, agobio en extremo, no puedo respirar ¡Me ahogo! Es que no entiendo porque me tienen que poner la roca en la espalda cuesta arriba, necesito espacio....
En esos días empecé a conocer gente nueva, esparcimiento, comenze a oxigenarme un poco de tanta tristeza a mí alrededor, por que si a mí me afectó la muerte de mi héroe, ni hablar de la pequeña de la casa, somos dos las huérfanas que se quedaron con los brazos vacíos, dos seres a los que la vida les arrebató un padre, dos almas con una herida abierta y que hasta el sol de hoy está en carne viva.
Sólo le pedía al Todopoderoso que me diera paciencia para aguantar la amargura de mi madre, estaba peor que nunca pero ahora no estaba sola en el mundo y mi carga era más llevadera porque lo que me restaba ella en alegrías me lo devolvía mi chiquita con sus abrazos y su amor...
Al fin tenía a alguien en mi vida realmente mío, gracias al cielo.....

Sin RespiraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora