1. Oscuridad

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Amelia's POV.

Es increíble como las cosas y momentos que tardan casi una vida en construirse, pueden terminar en solo días o minutos. Como la vida en la que vivías, y que conoces cambia en tan solo un momento y las personas que creías tu mayor inspiración van perdiendo el título y destruyéndolo sin importar nada. Ni nadie. Solo por anteponer sus propios intereses y por querer obtener la mayor cantidad de bienes materiales en este mundo cuando al final son solo eso, bienes momentáneos que no son eternos.

Cuando somos pequeños nuestra mayor inspiración son nuestros padres, queremos ser como ellos y hacemos todo lo que ellos hacen. Para nosotros, ellos son las mejores personas en el mundo, no cometen errores y siempre intentan superarlos, nos cuidan, velan por nosotros y siempre anteponen nuestro bienestar y felicidad. O eso creí yo.

Aun recuerdo la voz de mi padre, Robert, cuando yo intentaba dar mis primeros pasos, siempre me animaba a seguir y cuando caía, él estaba allí para levantarme y cuando me despertaba en las noches por las pesadillas, él iba a mi cuarto y me arrullaba hasta que me quedaba dormida con su voz y su olor. Yo debía tener 3 años en ese entonces.

También recuerdo cuando en el día, me ensañaba a andar en bicicleta, con las rueditas de atrás, y me impulsaba a pedalear. La sensación del aire en mi cara y el poder manejar la bicicleta era maravillosa. Tenía 6 años entonces. Y mi padre era mi héroe.

Pero por las noches yo escuchaba a escondidas detrás de la puerta del cuarto de mis padres, no entendía muy bien lo que decían sus voces se escuchaban un poco lejanas así que tenía que agudizar el oído.

-..Otro hijo...- escuche la voz de mi padre. Su tono era reclamante.

-...quedar embarazada... no es solo mi culpa...- Decía mi madre un poco desanimada.

En ese momento no entendía de qué hablaban. Yo era solo una niña y pensaba en juguetes y barbies. Las conversaciones parecidas a esa siguieron durante varias noches. Y luego durante varios años.

Cuando yo tenía 14 años, me di cuenta de que mi padre ya no me trataba igual que años anteriores. Ahora era más cortante y rudo. Me decía Amelia en vez de Ame como lo hacía cuando era pequeña. Estaba más iracundo, le contestaba mal a mama y salía casi todos los días desde la mañana. A veces ni volvía a dormir. Ya yo entendía el problema. Mi madre, Amanda, no podía tener más hijos y mi padre si quería otro hijo. No sabía que pasaba con mama ni tampoco porque no podía tener más hijos. Y mi padre siempre le reclamaba que era su culpa.

Había veces en las que incluso se gritaban y yo no podía hacer nada. El enojo hacia que papa bajara a dormir en el sofá de la sala. Pero me molestaba que tratara a mi madre como si toda la culpa fuese de ella.

Luego me di cuenta de que no solo peleaban por eso. Mi padre casi nunca estaba en casa y cuando llegaba olía a alcohol, cigarrillo y perfume de mujer.

Eso hizo que mi héroe se convirtiera en un villano.

Me molesta que aun cuando tengo 17 años, mi padre tenga el descaro de irse todos los días con la amante y aun así volver a casa. Ya no me habla y yo tampoco. A veces lo escucho por las noches reclamándole a mi madre cuando ella debería reclamarle a él.

Pero no podíamos hacer nada. Aunque la casa fuese legalmente de mi madre. Mi padre era el que traía la comida y el dinero a la casa. Así que debíamos aguantarlo. Las cosas serían muy difíciles si no tuviésemos su ingreso.

Yo había terminado secundaria el año pasado, pero con los problemas entre mis padres no considere la idea de ir a la universidad hasta que ellos mejoraran. Fui muy ingenua al pensar eso.

AmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora