12. Nombres

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Amelia's POV

Me encontraba en un espacio abierto, parecido a un parque porque estaba lleno de vida, todo era color verde y había flores de todos los colores, tamaños, formas y olores. Al lado de las rosas se encontraba un pequeño lago en el cual se podían ver una familia de patos con sus patitos siguiendo a la madre, y más allá podía ver a todos los peces que nadaban debajo del agua.

Había un árbol a lo lejos, el más hermoso que yo he visto en mi vida, sus hojas eran tan grandes y poco comunes que no recuerdo haberlas visto en otro árbol antes y se movían al compás con la brisa fresca que estaba soplando en ese momento.

Mi vestido se levantaba con la brisa y mi cabello volaba libremente hacia todos lados, escapando de la trenza que tenía hecha de un lado de mi cabeza. A mis pies, podía sentir el suave tacto de la grama y también lo húmedo del agua de la laguna.

Caminé hacia los girasoles que se encontraban un poco más alejados de las demás flores, cerca del árbol y cuando llegué a ellos agarré uno con mi mano para acariciarlo y luego llevarlo a mi nariz y aspirar su olor.

Levanté la mirada vi un columpio colgando del árbol, que antes no había visto, y allí se encontraba la silueta de un hombre.

-Amelia- Escuché la voz de ese hombre llamarme, y no pude evitar caminar hacia él.

-Me alegra que estés aquí. ¿Son hermosos no? Son mis flores favoritas- Me dijo señalando el girasol que tenía en mi mano para luego señalar el que tenía en la suya.

-¿Quién eres?- Le pregunté. Su cara se me hacía conocida, pero no podía decir de dónde. Su cabello era castaño muy claro y sus ojos de un azul impresionante.

-Eso no importa ahorita- Me dijo y luego se levantó del columpio.

-Solo te pediré el favor de que cuides a mi hijo, porque aunque no todos los días son buenos, siempre hay algo bueno en cada día- Dicho esto comenzó a caminar hacia el lago mientras yo me quede viéndolo sin entender.

¿Su hijo? ¿Quién era su hijo?

Cuando levanté la mirada para hacerle esa pregunta, el ya no estaba en ninguna parte. Me di la vuelta para buscarlo, pero no apareció.

-Amelia- Escuché que me llamaban y voltee, pero no había nadie.

-Amelia- Otra vez esa voz.

-¡Amelia!- Con ese grito desperté del sueño que estaba teniendo. Era mi madre quien me llamaba, se encontraba al lado de la cama observándome detenidamente.

-¿Qué te paso en el pie?- Me preguntó y yo baje la mirada a ver como se encontraba mi pie en este momento.

HORRIBLE.

Parecía una pelota de lo hinchado que estaba, y eso que todavía no veía el color. Eso me quitaba las esperanzas de ir a trabajar hoy.

-Ayer estaba corriendo con Thomas y me resbalé con una de las bolsas que había dejado en el sillón, cayendo sobre mi pie- Le dije mientras veía como ella se sentaba en la cama.

-Déjame ver- Tomó apenas la venda y yo sentí un horrible dolor, me dolía mucho más que ayer y no lo podía mover.

Me quitó la venda y apareció un gran morado que se estaba tornando verde en todo mi pie.

-Tendré que darte calmantes porque te dolerá mucho Ame- Mi madre camino al botiquín que antes Thomas había usado para vendarme el pie y tomó las pastillas para luego entregármelas con un vaso de agua que había en mi cómoda.

AmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora