3. Barnes & Noble Booksellers

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Amelia's POV

No sabía que pensar. Tenía la mente en blanco. Le había contado a mi futura jefa los problemas que tenía. Y aunque necesitase el trabajo, no lo quería por lastima.

-Antes de que pienses cualquier cosa, no te estoy dando el trabajo por lástima- Me miró fijamente. Definitivamente esta señora tenía un don. O yo era demasiado obvia.

-La mujer que viste en la caja atendiendo, y quien pensaste que era la dueña, es mi hija. Pero no estará allí por mucho tiempo. Solo me está ayudando ahora que no hay empleados. Ya yo estoy muy vieja para trabajar y estar todo el día levantada, mis rodillas ya no dan mucho.- Tenía razón, aunque se viese conservada, no aguantaría mucho si le tocara trabajar todo el día de pie.

-Necesito personas jóvenes que atiendan aquí, alguien que sea jovial y atractivo al público. No una vieja como yo-Rioo ante esto último.

-Por eso llegaste en la oportunidad perfecta y no dudo que serás excelente para el trabajo. Así que es todo tuyo. Además, eres una jovencita muy hermosa. Quien sabe, tal vez consigas a tu alma gemela trabajando en esta librería- Me lanzó una mirada pícara.

-N-no sé qué decir- Otra vez me tembló la voz. Realmente quería arruinar las cosas. Yo era un poco tímida a veces. Pero este no era momento para demostrarlo.

-No tienes nada que decir. Puedes comenzar a trabajar mañana mismo.- Se levantó de la silla y camino hacia mí. Luego me tomó de las manos y me señaló un mueble para que me sentara.

-No es nada difícil. Abrimos a las 8 y cerramos a las 6. Puedes almorzar entre las 12 y las 2. Y merendar cuando desees si no hay clientes. Puedes ayudarme acomodando las estanterías y con la caja también- Yo la miraba atentamente para no perderme nada de lo que decía.

-Claro, claro- Dije asintiendo con la cabeza.

-Te pagaré lo suficiente para que no tengas que trabajar más que aquí. Además, aunque no lo creas, se gana bastante. Al parecer, es una ventaja tener libros tan viejos, que otras librerías modernas no poseen- Me ayudó a levantarme y caminamos hacia la puerta.

-Ahora ve a casa. Nos vemos mañana.- Me di la vuelta para comenzar a caminar. Pero luego recordé algo.

-Mi nombre es Esmeralda.- Me dijo antes de que yo pudiera formular la pregunta.

-Muchas gracias señora Esmeralda. Yo me llamo Amelia- Respondí.

-Un gusto conocerte Amelia. Tienes un nombre muy hermoso y poco común. Eso hará que las personas te recuerden más.- Dijo. Yo sonreí y volteo para salir.

-Buenas tardes señora Esmeralda- Dije luego de pasar la puerta para dirigirme a la salida. Unas campanitas sonaron cuando la puerta de la librería se cerró. Camine viendo hacia el frente. Las cosas serían diferentes.

--**--

Cuando llegue a casa mi madre estaba en la cocina preparando el almuerzo. Habían pasado varias horas desde que deje la casa para ir a la librería. No me había dado cuenta, pero el tiempo paso volando mientras hablaba con la señora Esmeralda.

-¡Llegue mamá!- Grité desde la puerta.

-Ven hija- Dejé la chaqueta en el mueble y caminé hacia donde estaba mi madre. Ella se veía más feliz y eso me alegró.

-Quiero decirte algo- Me sonrió. ¡Vaya! Eso es bueno.

-Claro, dime- Me senté en la encimera de la cocina.

-Sé que no estás muy de acuerdo, pero hoy salí a buscar trabajo.- Me miró y yo esperé a que continuara. – En el hospital necesitan asistentes y enfermeras, así que pedí trabajo. Siempre me gustó ayudar y lo sabes- Era cierto. Mamá estudió para ser enfermera, pero mi padre la convenció para que ella fuese ama de casa. Sé que siempre fue su sueño ayudar a los demás. Y se veía tan ilusionada. No podía romper su felicidad.

AmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora