Amelia's POV
En el momento en el que nuestros labios se unieron, todo a mí alrededor desapareció. No existía Lucy, ni mi madre, ni pie aun un poco hinchado, no existía nada. Solo él y yo.
Claro que cuando es tu primer beso, las cosas cambian. Tenía que estar completamente enfocada en lo que él hacía para poder guiarme o de otra forma seria desastroso, y el jamás querría besarme de nuevo.
Tú no quieres que él te bese de nuevo.
Ese pensamiento pasó por mi mente, pero no podía evitar pensar todo lo contrario. No quería que él se alejara de mí y tampoco quería que este beso terminara en ningún momento.
Sus labios comenzaron moviéndose lentamente sobre los míos, supongo que para no asustarme y por eso yo pude seguirle el ritmo rápidamente. Luego, cuando Thomas vio que me adaptaba a su ritmo, decidió que podía mover un poco más sus labios y yo no tuve problemas.
No se sentía como nada que haya hecho antes. Es cierto que cuando no has besado a nadie, tratas de intentar besar un durazno, una naranja o hasta tu propia mano para poder comenzar a "experimentar" como podría ser tu primer beso. Pero hasta que no lo vives, nada de eso puede darte la experiencia que lo hará tu primer beso de verdad. Comenzando con el punto de que las frutas no tienen vida, así que sería como besar una pelota, el único que se mueve eres tú. Y tu mano, no funciona en nada como lo harían unos labios de verdad.
Thomas abrió sus labios un poco y su lengua salió al encuentro de la mía. Me asusté, no sabía qué hacer en estos momentos. Es decir, ¿Y si me tragaba su lengua? ¿O lo mordía?. Todo era un desastre dentro de mi cabeza mientras él actuaba normal.
Debió haber besado a miles de chicas antes que yo.
Eso me hizo pensar que yo podía ser una más. Que podía ser solo un juego o un pasatiempo de verano y que sucedería lo que pasa en las películas, él se regresaría a su ciudad y yo me quedaría como una estúpida esperando sus cartas que nunca llegaran. Eso me dolería mucho.
Las manos de Thomas se posaron en mi cintura y me atrajo aún más hacia él, mis manos se colocaron instintivamente alrededor de su cuello, y sus labios se movieron sobre los míos una vez y mi lengua tocó definitivamente la suya. Un pensamiento cruzó mi mente.
Su lengua era húmeda y con sabor a menta.
Decidí seguir lo que él hacía y pensar que sólo era un beso. No es como si estuviésemos haciendo otras cosas que me sonrojan sólo pensarlas.
Creo que me estaba yendo bastante bien en mi parte de seguirle el beso porque no se había separado haciendo caras de asco, ni mucho menos.
Aun seguíamos besándonos, y por lo que sentía, Thomas no quería separarse de mí. El beso, en algún momento, se había vuelto más intenso y demandante. Nada que ver con el roce tímido con el que comenzamos. Y ya no me desagradaba para nada, lo sentía como un juego de quien no siguiera el beso al ritmo del otro, perdía.
Era adictivo. Simplemente no quería separarme de él. Solo quería sentir que me besaba aún más de lo que estábamos besándonos. Y se me escapo un gemido.
Pero de dolor.
Estaba muy concentrada en las sensaciones que estaba sintiendo y se me olvidó que mi pie no estaba del todo bien para ser afincado. Me quise acercar a Thomas y al colocar el pie en suelo me dió un poco de dolor, que aunque no era de la misma magnitud que cuando comencé a tener el pie hinchado, si era algo más o menos considerable.
Thomas inmediatamente se separó de mí y me miró con la preocupación reflejada en su cara.
-¿Te hice daño?- Que raro él. Siempre pensando que todo lo que me pasaba era su culpa. Defectos de ser solidario.
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Amelia
Romance-¡ES QUE YA NO SE QUE HACER PARA QUE ME ENTIENDAS!- Me grito mientras se llevaba las manos a su cabeza y se pasaba las manos desesperadamente por el cabello. -Amelia, por favor escúchame. No puedo imaginar que hacer en mi vida sin ti allí para guiar...