Capítulo 11

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Cuando la noche cayó, Elsa salía del baño peinando su cabello húmedo y con una sencilla pijama de de color negro de dos partes, un short y una camisa de tiras. La puerta de su habitación se encontraba cerrada y la luz artificial de la habitación encendida, el ángel se acercó a su cama y se dejó caer en la suave superficie abandonando el peine en la mesa de noche, saco debajo de su almohada la libreta azul y sujetada a ella, un pequeño bolígrafo. Cruzó sus piernas en pose de indio y apoyó el cuerno en su rodilla para abrirlo y buscar la sección donde tenía anotado la pesadilla, agarró el bolígrafo y escribió sin dudar, tal vez, el último punto que necesitaba para entender la pesadilla.

*Plaza de ejecución... ¿Una condena?

Mordió su labio inferior volviendo a colgar el bolígrafo en la libreta y, con decisión, cerrándola y volviéndola a esconder debajo de su almohada. Desde la cama, se asomó debajo de está sacando con algo de dificultad una pesada caja llena de libros, la subió a con una queja y la dejó caer al frente de ella.—Veamos... aquí debe haber algo.

Elsa agradeció mentalmente a su tío por regalarle está caja de libros despachados de la biblioteca y que nadie buscaba. Revisó cada título, y cuando estaba a poco de rendirse y esperar a mañana para buscar en la biblioteca, sus ojos se le iluminaron al leer el titulo en color rojo encima de una tapa negra de un gran y viejo libro.

Sentencias Judiciales.

Elsa rió.—No puedo creer que este libro se encontraba en la biblioteca.—Murmuró sacándolo del fondo de la caja y quitándole el polvo acumulado, estornudó un poco y luego apartó la caja un poco para poder apoyar su espalda en sus almohadas y estirar sus pies.—Y ahora está en mis manos, gracias tío Norte.—Celebró de manera queda abriendo el libro. Pudo notar que los juicios se encontraban por orden alfabeto del lugar y luego por orden alfabeto del nombre, después se encontraban los castigos de la misma manera que los juicios.—Bastante practico.—Murmuró buscando primero por la "C".

Antes de convertirse en una institución, era llamada Corte de Justicia, y, teniendo en cuenta del tiempo que ha pasado desde eso, seguro la escuela estaba registrada con ese nombre. Para su sorpresa solo había habido cinco juicios, siendo dos los únicos en recibir castigo en la plaza de ejecución. Con extrañeza, Elsa buscó en la zona de sentencias las realizadas en la plaza, su rostro se contrajo mucho más que antes al notar que solo había dos nombres anotados y casi borrosos por el tiempo.

Elsa sacó su libreta azul con rapidez debajo de su almohada y se preparó para anortar los nombres, seguro le servirían para más tarde. Agarró la hoja amarillenta entre sus dedos y se inclinó un poco para poder leer correctamente los nombres.—Li...Lilim Heó...Heósforo.-el nombre con rapidez.—D... Dmitry St... Nor... Nor... ¡Ahg! No se entiende.—Bufó con molestia y con resinación, anotó lo que lograba diferenciar. Al terminar miró de nuevo los nombres leyéndolos en voz alta.—Lilim Heósforo y Dmitry.—Soltó un bufido.—¿Quiénes son?—Preguntó en un susurro acariciando los nombres plasmados en el papel, miró de nuevo el libro de sentencias abriendo mucho los ojos al leer la condena impuesta.—¡¿E-ejecución?!—Con desespero, regresó a las otras páginas, a la del juicio, intentando averiguar la razón para esa gran atrocidad, pero para su desgracia y sorpresa, ellos eran los únicos que no tenían razón para su sentencia.—¿Qué? ¿No hay nada? ¡Por favor!

El sonido del tono de su celular la hizo saltar en su lugar, soltó un suspiro dejando todo a un lado y estirándose para agarrar el aparato abandonado en la mesa de noche. Era un número desconocido, con algo de duda contesto.—Elizabeth Arendelle ¿Quién habla?

Una risa grave resonó del otro lado de la línea.—Y yo que pensé que solo los humanos contestaban el teléfono de esa manera.—Exclamó burlón.

Ángeles & Demonios ~Jelsa~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora