novio de alquiler. | ¡mewgulf!

5.

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— Entonces —dijo Bboun lentamente.—, ¿dónde se conocieron? 

— En la plaza.

— En un sitio web. 

Todos en la mesa miraron a Mew y a Gulf: el último frunció el ceño tratando de no lucir enfadado en tanto el segundo se encogía de hombros, sin dejar de sonreír.

— En un café.

— Se acercó mientras vendía mis pastelitos. 

Mew giró hacia Gulf con los ojos entrecerrados. 

— ¿Haces pastelitos? 

— Si te dedicaras a algo más que tocarme el trasero, te fijarías que te hago pastelitos. —mintió Gulf con una expresión indignada.—

Bboun se atoró con su saliva, pero antes de que pudiera hacer algo más, Prem se movió para evitar un desastre. Sin embargo, de poco le sirvió ya que Perth le escupió el agua que había estado vendiendo. 

Con un chillido de indignació, Prem le dio un golpe a Perth. 

Mew hizo rechinar sus dientes. 

— Nos conocimos en un café que queda en la plaza luego de haber hablado por un sitio web. —soltó Mew dándole un pellizco en la pierna a Gulf para que no dijera nada. — 

Prem, limpiando su rostro con una servilleta, los miró con los labios arrugados. 

— ¿Seguro, Mew? —lo dijo con sospecha.— Nunca antes nos habías hablado de este chico. —la sonrisa de Gulf se tambaleó un momento.— ¿No nos estás mintiendo? 

Mew observó al más bajito con frialdad y una expresión imperturbable, sin dejar de traslucir un poco de la mentira. Sin embargo, estaba tardando mucho en responder, y Gulf decidió que lo mejor sería intervenir. 

Y, ¿qué mejor manera de intervenir que humillando a Mew? 

  — ¡Pandia, ¿no le has contado de mi a tus amigos?! —dijo tomándolo del brazo, llamando su atención.—

El de cabello negro soltó un resoplido, pero antes de poder decir algo, Perth comenzó a reírse como desquiciado. 

— ¡¿Pandita!? —soltó entre risas. — Mew, ¡eres su lindo pandita! —Bboun bajó la vista, ocultando su sonrisa.—  ¿comes "bambú" en la cama, Mew? —incluso Prem tuvo que tapar su boca para no reíse como si estuvieran limpiando un vidrio, mientras Perth se sostenía de la mesa para no caerse debido a la risa. —

— Oh, voy a matarte. —Mew se puso de pie mientras Gulf comenzaba a reírse también.—

— No si yo lo hago primero, amargado. 

Antes de lanzarse sobre su amigo, alguien tomó el hombro de Mew y tiró de él, volteándolo. Todos se giraron a ver el momento exacto en el que el castaño de antes, que había estado abrazando a Gulf, golpeaba a Mew en la mejilla con su puño, con el ceño ligeramente fruncido. 

Mew cayó al suelo mientras Gulf soltaba un grito bajo. 

— ¡Markie, ¿qué demonios estás haciendo?! —chilló Gulf poniéndose de pie.—

Mew debía admitirlo: por un breve momento, quería saber cómo se vería Gulf diciendo maldiciones y cosas sucias en la cama.

Borró la imagen mental que se hizo, antes de lanzarse sobre el castaño, ambos cayendo al suelo. 

— ¡Mew! —chilló Gulf.—

— ¡Oigan, deténganse! —gritó Prem.— ¡Bboun, haz algo! 

— ¿Qué quieres que haga? 

— ¡PELEA! ¡PELEA! —alentó Perth.— ¡le apuesto al cara de rata! 

— ¡Yo le apuesto a mi pandita! —gritó Gulf y todos lo miraron.— ¿No? 

Todos rodaron los ojos. 

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