No podía creerlo.
¡Me negaba a creerlo!
Esto no podía ser verdad.
Aaron no podía haberme dejado.
Pero lo hizo.
Decir que estaba bien, después de que Aaron me dejó aquel día en el parque, sería la peor y más grande mentira que diría en mi vida. Por supuesto que no estaba bien, y estaba peor que mal. Mi cabeza era un total caos. Pasaba de la ira a la melancolía, de culparlo a él a culparme a mí..., en cuestión de minutos.
Todas las personas a mí alrededor, mi familia, mis amigos, compañeros de escuela y de trabajo, se percataron de mi repentino cambio de humor. Ya no salía de fiesta ni a divertirme. Ya no sonreía. Y ¿para qué hacerlo? La razón de mi felicidad me había dejado hecha pedazos y llorando como estúpida en un parque para niños.
Me sentía totalmente estúpida. No creía lo estúpida que había sido. ¿De verdad creí que un hombre como Aaron, que además de ser casado, se podía enamorar de mí? ¡Por supuesto que no! Si Aaron de verdad me amaba como tanto me decía, no le hubiese importado que Johana estuviese embarazada. Se hubiese divorciado de ella y se hubiera quedado conmigo. Pero por supuesto, no lo hizo.
Fui, realmente, una completa idiota. ¿Cómo fui a creer que él quería hacer una vida conmigo? Aaron ya tenía su vida hecha. Yo solo fui un pasatiempo para él. Una aventura sin la menor importancia. Debí saber desde un principio que Aaron nunca me iba a querer, que él solo buscaba pasión. Aaron amaba a Johana, ella era quien estaba en su corazón. ¿Cómo fui a creer que él la dejaría por mí? Un hombre casado nunca deja a su esposa por su amante. Nunca.
Me equivoque. Él nunca me amaría como yo a él.
Aunque me doliera en el alma, debía admitirlo.
¡Pero no quería admitirlo! ¡No podía!
Aaron llegó a mi vida a cambiarlo todo. Él puso mi mundo de cabeza. Con Aaron experimenté muchas cosas. Él me enseñó a apreciar las pequeñas cosas y los pequeños momentos de la vida. Gracias a él supe lo que era amar de verdad. Aaron me enseñó a hacer el amor con una simple caricia, con una mirada, con una palabra. Él me cuidó y me protegió, me escuchó y me apoyó en todo momento, incluso cuando no sabía que lo necesitaba. Aaron siempre me puso a mí, por delante.
Tal vez, Aaron, tenía razón. No podía dejar sola a Johana. Aaron siempre ha sido un hombre de palabra, un perfecto caballero. Él jamás rompería una promesa ni su palabra. El era chapado a la antigua, pero nunca machista. Hombres como él, existían muy pocos. Y aun sabiendo eso, yo fui demasiado egoísta y lo quería solo para mí a pesar de que ni siquiera era mío.
Descubrí que muchas personas duermen al lado de la persona que aman. Pero yo dormía con la fotografía de mi amor debajo de mi almohada. Una noche, de mediados de noviembre, tuve un sueño.
Soñé que las palabras de Aaron, sus miradas, sus sonrisas, sus abrazos, sus caricias, sus besos... Soñé que todo él me pertenecía. Pero a la mañana siguiente, al despertar y buscarlo a mi lado, fue cuando la pesadilla comenzó. Recordé que Aaron no era mío y que tan solo en sueños podía tenerlo.
Debo reconocer que me daba miedo meterme en la cama porque me podía quedar dormida. Me daba miedo dormirme porque podía soñar. Me daba miedo soñar porque en mis sueños podía ver a Aaron. Me daba miedo ver a Aaron en sueños porque podía despertar. Me daba miedo despertar porque lo haría en una cama sin él.
Me sentía tan malconmigo misma, que comenzaba a odiar a Aaron. Lo odiaba por lo que meprovocaba. Lo odiaba porque lo deseaba. Lo odiaba porque me quitaba el sueño.Lo odiaba por esa exquisita manera en que me besaba. Lo odiaba por esadelirante manera en que me tocaba. Lo odiaba porque lo amaba más que a nadie enel mundo. Y lo odiaba porque no era mío.
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Diario de una Amante.
Romance¿Alguna vez has tenido un amor imposible? No me refiero a que te enamores de un chico más grande que tu. Ni tampoco a que desees al novio de tu mejor amiga. Yo te pregunto: ¿Alguna vez te has enamorado de un hombre casado? ¿Alguna vez te has enamor...