Capitulo 6

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-Mi padre...-musíte sin saber que decir la verdad. Se me había helado la sangre con las palabras de esta mujer que decía ser mi madre junto a sus ojos pardo similares a los míos y sus pómulos levantados.

-Esta en Italia.-susurró recordando que había dicho que teníamos familia lejana en Italia. Lo que faltaba...

-Bi...-Matt me movió luego de estar petrificada por tres minutos según mi espacio y tiempo. Uno de mis puños estaba apretado a no dar más mientras que mi otra mano estaba incrustada en el brazo de Re casi lastimándolo.

Me daba lástima por Matt que su primer día aquí para venir a vernos empezará de tal forma...

-Necesito tiempo.-susurré mientras la mirada de mi madre, wow, qué raro llamarla así, se apagaba delicadamente. No necesitaba más palabras de su parte o de verdad que explotaría.-Y espacio.

Me paré rápidamente y corrí por las escaleras hacia mi habitación donde me tiré boca abajo con los ojos ardiendo mientras las lagrimas luchaban por salir, peleaban casi me pinchaban como agujas.

«Llorar es para débiles.»

Me recordé mordiéndome la lengua tirándome en mi cama cuando Matthew entró de a poco esbozando una sonrisa que amaba de el.

-Shanon se fue...-musitó acercándose a mi donde no evite darle un abrazo y lanzarme a sus brazos. Me sentía protegida y amada en ellos, y creía que nada podía cambiar aquello. Seguía reprimiendo las lagrimas cuando sentí un beso en el casco de mi cabeza.

Mi padre... Marco, estuvo todo este tiempo en Italia. Sin querer acercase a su familia, a sus hijos, a mi. Le había importado un mazo todo aquello para abandonar a su esposa, que aunque era una astilla en el culo, era SU esposa. Me tenía a mi... hija de el pero no de Kendra... y me había dejado en las garras de ella, sabiendo lo mal que iba a resultar todo su oscuro y asqueroso juego.

Lo mismo que Shanon. Me había regalado, o eso parecía. ¡Joder! ¿Tanto daño hice cuando era una simple bebe?

Ninguno, pero absolutamente ninguno de ellos tenía el derecho de exigirme verles o incluso perdonarles. Porque los dos me abandonaron cuando más los necesité...

-Esta bien... no tienes que ser fuerte siempre.-Re me separo de su pecho agarrándome la cara mientras mis manos seguían amarradas a su cintura como si me fuera a morir si me despegaba de el. Sus ojos irradiaban tranquilidad como nunca antes. Me había acostumbrado a verle enojado o eufórico, pero amaba esta versión de el. Aunque en unas semanas se iría, mi corazón le pertenecía únicamente a Matthew Ferrare.-Mi amor...

Se me apretó el pecho al escuchar esas palabras y no bastó más para estallar luego de días estando tranquila y pacífica.

Sentí que mi cuerpo se derrumbaba, que mis piernas dejaron de funcionar estando en los brazos de el. Que mi vida era una completa miseria, más que aquello, pero lo único que me mantenía arriba era Matt, Agus y Brooke.

-No puedo creerlo.-solloce mientras el se sentó en el borde de la cama cuando me tiro de mi brazo jalandome hacía su regazo donde me acurruqué con los ojos empapados.-No se como pudieron... ni les hice algo. Solo era un bebé, Matt.

-Lo se... lo se...-susurró secándome las lagrimas para luego besarme pacíficamente. Se quedó unos minutos mirándome con cariño indicándome que todo estaría bien, que yo era su amor y que nadie cambiaría aquello.-Me tienes a mi Bi...

***

-¡Vamos!-grito Jack por quinta vez. Luego de mi momento devastador y sensible, Matt se paró dejándome en mi cama para luego abrir mi vestidor y sacar una maleta con una sonrisa.

Por favor ámame... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora