Parte 2 de "por favor cae a mis pies..." (parte uno disponible en mi perfil)
Esta es una ruda historia de amor-odio entre Bianca Russo y Matthew Ferrare, una chica universitaria responsable y arriesgada a jugársela por lo que quiere, y un boxeador...
Guarde el brazalete donde estaba y la tire al asiento de atrás con más rabia de lo común. Mi pecho estaba que explotaba y si ya antes sentía una mezcla de sentimientos ahora estaba totalmente perdida.
Mi mente me llamaba a mandarle a la mierda al hombre que tenía al lado mientras que mi pecho sabia que debería haber una explicación racional.
Si sumaba el susto de ayer al escuchar a aquellas personas mencionando que nos querían vivos con la desaparición de Re, podría llegar a decir que estaría por colapsar nerviosamente.
«no...»
Axel estaba muerto. Lo vimos por las noticias y que supiera los muertos no revivían. ¿Quien nos quería vivos y porque? se me tensaron los músculos y note que Matthew me vio así cuando encendió la radio con la música ambientando o por lo menos tratando de calmar mis nervios.
De repente quería una botella de licor y repetir lo que hice ayer.
Además, el juicio de Tony se acercaba y los despreciables viejos de la difunta esposa de mi hermano eran uno de los mejores abogados en el estado, pero no los mejores. Al fin y al cabo termine aceptando la ayuda de Matthew con un abogado presentándome al señor con el que llevaba trabajando años. Se discutiría en el juzgado si en verdad acoso y lastimo de mi sobrina, acción que sabia que fue una denuncia falsa únicamente para quitarle a Agus de las manos Russo.
El viaje a Los Angeles estuvo normal sin contar la parte donde casi me derrumbé al ver la pulsera en su chaqueta. Aunque la tensión se podía cortar con un cuchillo, la borrachera de Matt se pareció difuminar luego de que se diera una ducha helada.
Subió las maletas sin abrir la boca y cerró toda la mansión de Malibu con la famosa alarma mientras la observaba se fuera rezando por volver a verla. Era una casa preciosa y el ambiente de esta—menos la noche anterior.—era muy pacifico y agradable.
El motor del Bugatti rugía bajo nuestro y las manos de Matthew se aferraban al volante cada vez que aceleraba. Tampoco me explicó donde estuvo anoche ni que mierda pretendía hacer ahora.
Al llegar Jack con las nenas estaban afuera y tuve que recurrir a la llave bajo el tapete de casa de Denis para entrar y refrescarme tranquilamente antes de irme al ojo de la tormenta.
Si algo había aprendido era que no me iría a dejar pasar llegar por encima, y no se quedaría así.
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Baje las escaleras ya en ropa cómoda hasta que me tope con Matthew sentado en el sofá haciendo zapping en el televisor. Estaba sin camiseta dejando expuestos todos sus tatuajes y su torso esculpido por los mismísimos dioses.
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