Capitulo 14

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#BIANCA

Desperté con una y mil punzadas en mi cabeza, esperando a Matthew con sus patéticas pero encantadoras sonrisas mañaneras para que me besara la coronilla y empezaremos el día sin discusiones. Pero la verdad era que seguía el cielo de noche, casi amaneciendo y Re brillaba por su ausencia.

Estire la mano hacia mi móvil en la mesilla de noche viendo que marcaban las seis de la madrugada y el espacio a mi lado de la cama estaba completamente vacío y estirado tal cual cuando me acosté con una borrachera que se me había quitado por lo menos la mitad luego de escupir todo lo que llevaba en el pecho.

Me restregué los ojos a pesar de que el dolor de cabeza me estaba doliendo más que mil demonios cuando salí de la cama mareándome y casi cayendo al instante hacia la losa blanca de la habitación pero pude agarrarme de las sábanas. Caminé contra el piso frio admirando la última vista de noche por los ventanales cuando llegue a la cocina y me serví un vaso de agua junto a una aspirina para calmar la resaca.

Recuerdo bien fuerte y claro aunque borroso nuestra discusión de último momento. Matthew parecía un perro desencadenado ante la mención del padre de el por parte de Dwain. Sabía que su padre era una escoria, abusaba de Axel y de su madre, pero más de aquello no tenía conocimiento. Fue literal una bomba de relojería que terminó por estallar y ahora no sabía donde carajos estaba.

Me senté en la encimera para terminar el vaso de agua e irme a dormir nuevamente cuando escuché unos ruidos por fuera de casa. Me baje un poco mareada por el alcohol que seguía en mi sistema cuando noté que no era Re.

No sonaban llaves, ni timbres, ni golpes o gritos de Matt. Todo aquello que esperaba inconscientemente.

Me estremecí cuando agarré un cuchillo de la cajonera tratando de no temblar. Salí a puntas evitando las ventanas cuando escuché susurros de tres o más personas. Pitidos electrónicos y sonidos de botas chocando en el porche, las cuales Matthew definitivamente no usaba, empezaron a retumbar en mis oídos.

-Apúrate. No podemos despertarlos.-escuché un susurro grave por la ventana de la cocina, la cual, imbecilmente estaba abierta.-El jefe los quiere vivos.

La boca se me abrió inconscientemente y tuve que taparla con la palma de mi mano para evitar entrar en un ataque de pánico. No podía estar pasando aquello...

Los recuerdos de mi secuestro empezaron a re aflorar en mi mente pasándolo como si fuera ayer.

«Mierda. Mierda. Mierda»

Corrí sin hacer ruido hasta que me quede en blanco a la mitad del lobby. Salir a la playa no tendría salida, es privada y está rodeada de piedras enormes que ni con mucha ayuda podría saltar. Por fuera estaban las personas. No tenía a quien llamar aquí más que a la policía pero mi móvil lo deje en la cocina. Estupida.

«¡Joder!»

Las piernas me empezaron a tiritar y la borrachera ya se había pasado por completo. Matthew... ¿¡donde estaba!?

Un recuerdo muy lejano me llegó en la mente. Apenas como un susurro llegó a mis oídos.

Amor.—Matthew interrumpió mi beso cuando estaba sentada en la encimera de la cocina con el entre mis piernas. Le mire frustrada gracias al deseo de sus besos que me llevaba al máximo. Todavía no sucedía nada importante por lo que paró apoyándose a los lados de mis piernas.—Se que no es importante. Pero luego de lo de Axel...

—Matthew. No tengo paciencia.—espeté ya que estaba apenas en bragas y el hablando de su difundo hermano.

—Escúchame únicamente.—susurró cuando plato un beso caliente en mis clavículas. Entrecerré los ojos cuando disfrutaba de la cercanía y de la lujuria del ambiente.—Implemnte seguridad en casa. Aquí, y en Los Angeles...

Por favor ámame... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora