Capitulo 8

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-Vamos...-Matt me tomó de la mano ya cuando estábamos con nuestros bañadores listos y ropa por encima.

Me había puesto unos pantalones cortos azules junto a una camiseta con un solo hombro junto a unas sandalias con un poco de plataforma plateadas. Amaba como me quedaba y me ayudaba para este hermoso clima tropical. Mientras que Matthew se vistió con un short de baño negro y una camiseta blanca dejando traslucir todos sus hermosos tatuajes.

Me empezó a arrastrar hacia el ventanal que daba hacia la pileta y la playa, confundiéndome porque íbamos hacia allá cuando deberíamos ir por el carro

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Me empezó a arrastrar hacia el ventanal que daba hacia la pileta y la playa, confundiéndome porque íbamos hacia allá cuando deberíamos ir por el carro.

-No vamos a ir nadando hacia la ciudad ¿no?-pregunte bromeando cuando me miró juguetonamente.

«Ay no»

Siguió arrastrándome pasando por al lado de la piscina mientras la admiraba y miraba hacia atrás viendo la gran casa en la cual estábamos. Seguí hacia enfrente viendo que Re llevaba unas llaves en sus manos girándolas entre sus dedos. Pasamos al lado de una hamaca, recordándome que moría por tirarme en ella, y luego bajamos unos escalones de piedra hasta llegar a la playa.

Era hermosa. Porque jodidos todo aquí era precioso y perfecto.

Habían unas tablas de surf tiradas junto a un muelle de la misma madera blanquecina de la casa, donde más adelante, algo me llamo la atención.

-¡Vamos! Que tengo hambre

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-¡Vamos! Que tengo hambre.-aulló Matt esperando ver una reacción mientras caminábamos por el muelle hasta llegar a un bote.
Lo sabía, era una lancha.

-Asi que nadando...-musite cuando me tomó de mi mano indicándome que me subiera.

Era un bote con sillones de cuero blanco con café claro en la punta y tapizado en alfombra café en el suelo. Tenía los dos asientos de piloto y copiloto similares a los de la punta, la cola color café con negro y el techo de tela negra. A un costado iban colgando un wakeboard y una tabla de sorfear junto a unas riendas rojas. Por fuera era negra igualmente dando una sensación sofisticada.

Matthew se subió detrás de mi, mientras dejaba sus cosas y se iba a la punta a desamarrar el gancho que estaba al muelle. Se volvió al puesto de piloto cuando me senté en la punta y prendió el motor que rugía debajo nuestro.

Por favor ámame... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora