Un paseo por el jardín

Capítulo 20: El comienzo de la rebelión

Caminó con su pequeño en brazos, mirando a su alrededor. Estaba dentro del palacio, entonces pensó en sus amigos. Se acercó lentamente.

Jimin estaba arrodillado abrazaba fuertemente a Taehyung. Ambos se pusieron de pie y corrieron a abrazarlo.

-Taehyung, ¿estás bien?- preguntó asustado.

-Estoy bien gigante, estoy bien- respondió volviendo a abrazarlo.

-¿Cuándo te diste cuenta?- preguntó mirando al príncipe.

-Cuando el emperador dijo que entraría al jardín a matar a Yoongi, nadie puede entrar, solo yo, allí noté la ilusión-

-Bien hecho pequeño, bien hecho- respondió acariciando los cabellos de su amigo.

Los dos miraron al pequeño que tenía entre sus brazos, se acercaron a él

-Hola Seok, soy Tae, tu tío Tae- dijo mientras acariciaba los oscuros cabellos del niño.

Jimin sonrió en grande y también se acercó a saludarlo.
-Yo soy el tío Minnie, vamos a llevarte con papá Jin- explicó

Los tres juntos con el niño salieron al jardín caminaron veloces hasta la entrada de la cárcel de cristal. Cuando llegaron al lugar Seokjin se encontraba de pie, sus lágrimas corrían a raudales, al fin su familia estaba junto a él.

-¿Cómo te sacamos de aquí amor?- preguntó Namjoon regalándole una tierna sonrisa.

-Eso no es un problema- contestó

El hechizo se disolvió automáticamente cuando Jin recitó el conjuro, la cárcel de cristal se desvaneció y en unos segundos abrazaba y besaba a sus dos amores.

-Fui un niño bueno, esperé a papi Nam como me pediste papito- dijo el pequeño para lanzar un sonoro bostezo.

Todos rieron felices, la primer parte del plan ya estaba resuelta.

-Deben salir de aquí, busca a tus amigos rebeldes Jin, debemos prepararnos para cuando vuelva el impostor. Pónganse a salvo. Tae debes ir con ellos- informó Jimin a los otros.

-Jamás te dejaré aquí solo- exclamó Taehyung.

-No nos iremos sin ti Jimin- agregó Namjoon.

-Y yo no me iré sin Yoongi, así que me quedaré con él en el jardín secreto, en dos días nos encontraremos para poder llevar adelante la revolución- dijo mientras miraba a Seokjin quien asentía con su cabeza.

-Sabía que llegarías para salvarnos a todos- habló Jin tomando las manos del príncipe

-¿Cómo lo sacó de allí Seokjin?, dime cómo por favor-

-Solo debes demostrarle tu amor y el hechizo se romperá Jimin, confía en ti, como nosotros lo hacemos- replicó.

-Tomen sus cosas y váyanse ya, yo haré lo mismo, buscaré lo necesario y me quedaré con Yoongi hasta que ustedes se organicen- dijo y todos caminaron hasta el palacio.

Sumin los vio entrar, abrazó a Jin con alegría.

-Ustedes también deben irse, vayan con tu hijo Sumin, cuida a mis amigos y preparense para la guerra que vendrá-

Todos se movieron dentro del palacio, tratando de ser lo más sigilosos posible. Namjoon preparó un carruaje, y dejó dos caballos en el callejón que ellos conocían para que Jimin y Yoongi pudieran huir llegado el caso.

Luego de unos largos minutos se despidieron del príncipe prometiendo que en dos días volverían acompañados de todos los rebeldes.

Jimin juntó algo de ropa, comida y efectos personales, metió todo en una gran bolsa y salió del palacio.
Atravesó el jardín y llegó al gran muro ya conocido, lo traspasó sin problemas y entonces lo vio, su amado estaba allí, sentado cerca del muro, seguramente esperándolo, se le notaba en su semblante los nervios que lo consumían. Jimin se acercó y habló con cuidado.

Yoongi levantó la vista y se puso de pie de un salto, lo aferró a su cuerpo y tomó sus mejillas para revisar si estaba bien
-¿Qué fue lo que pasó?, estaba tan preocupado amor mío- exclamó con un hilo de voz

-Seokjin, Namjoon y Joonseok están juntos- dijo mientras lo acariciaba.

-Al fin, amor mío, al fin, ellos no debían seguir sufriendo.

Jimin le contó todo lo que había pasado en la cueva de los osos, como la ilusión los había sorprendido pero habían logrado superarla, también le explicó el plan que llevarían adelante y que se quedaría con él por dos días mientras los otros se organizaban.

Yoongi asintió feliz, pasar tiempo con Jimin era lo único que quería, y esos dos días serían el comienzo de una larga vida juntos, de eso estaba seguro.

Entraron juntos a la cascada, Jimin sonreía extasiado con la imagen frente a él, un Yoongi desnudo nadaba hacia su encuentro, besandolo de forma traviesa. Ambos cuerpos enredados no podían dejar de acariciarse.

El sonido de los besos húmedos inundaban el silencio del jardín secreto.

Yoongi apretó a Jimin contra él rozando sus cuerpos, los jadeos se intensificaron y para esas alturas Jimin solo pensaba en entregarse al hombre que lo miraba embelesado.

El príncipe enredo sus brazos al cuello del otro, dejándose llevar por el placer que sentía al tenerlo cerca.

Las manos de Yoongi llegaron hasta el trasero del chico, acariciando y tocando todo a su paso. Ya no podían parar, el deseo era palpable y ambos estaban entregados a los instintos más salvajes que el placer les exigía.

Las piernas de Jimin se enredaron en la cintura del heredero y se dejó hacer mientras el otro besaba y lamía la piel suave y tersa de su amante.

Poco a poco fue preparando a Jimin, entre besos suaves y prendidos, entre caricias vacilantes y lujuriosas, intentando grabar aquel momento.
Entró lentamente en él haciendo que gimiera de placer y dolor, su ano lo asfixiaba y era la sensación más exquisita que podría haber sentido en toda su vida.

Cuando Jimin se removió entre sus brazos, Yoongi comenzó a moverse, poco a poco, sintiendo todo, enamorándose aún más, si eso era posible. Las estocadas se hicieron duras y erráticas, ambos jadeaban al compás.

Yoongi no quería ni podía dejar de penetrar a aquel hombre que tanto amaba. Jimin lo recibía tan bien que el heredero sintió marearse de placer.

Todo era deseo mezclado con amor, lujuria mezclada con pasión, y luego de una tras otra estocada Jimin sintio su orgasmo estallar en miles de pedazos que lo llevaron al máximo placer que alguna vez hubiera sentido.

Yoongi también se dejó llevar, acabando dentro de aquel pequeño muchacho, respirando sin tregua.

-Te amo Jimin- jadeó mientras apoyaba su frente en la del otro.

-También te amo Yoongi- respondió con una sonrisa tan radiante que hasta el mismo sol se sintió cohibido.