Capítulo 22: La hora de los rebeldes

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El primero de los dos días había pasado. Jimin y Yoongi desayunaban en la pequeña mesa.
Se miraban y reían, se besaban y acariciaban.

-¿Crees que en el palacio habrán notado mi ausencia?- preguntó curioso Jimin.

-Estoy seguro que debe ser un caos, y lo peor es que Suga debe de estar furioso- respondió mirándolo.

-Debo confesar que tengo algo de temor, no por mi, pero si por la gente que deba enfrentar su ira- dijo mordiéndose su labio nervioso.

-Entiendo, Suga puede ser terrorífico cuando está enojado. Pero no pienses en eso. Ya llegará el momento de enfrentarlo y terminar de una vez por todas con su tiranía- contestó.

-¿Estás preparado para enfrentarlo?- indagó

-Toda mi vida lo enfrenté y en estos últimos cinco años mi odio hacia él se ha incrementado de manera gigantesca. Sólo quiero que deje de destruir todo lo que toca. Lo único que me aterra es cuando sepa que estamos juntos, él enloquecerá y pienso en el daño que podría hacerte sabiendo que eres lo único con lo que puede lastimarme. Debo asegurarme de que no corras peligro por nada del mundo- explicó con una mirada furiosa.

-No soy tan frágil como parezco Yoongi, he aprendido a cuidar de mi desde que supe que era un doncel y que habría idiotas que quisieran aprovecharse de mi. Me crié con el bruto de Namjoon quien me enseñó a pelear de todas las formas posibles. Estoy listo para ser tu compañero no tu distracción en un batalla- soltó acariciando la mejilla de su hombre.

-No digo que seas débil, digo que él es inteligente, un gran estratega, sabe como manipular y traicionar, como torturar y atacar. Siempre se aprovechó de mis debilidades, por algo estoy aquí y él reinó todo este tiempo-

-Pero no estás solo, y yo no soy solo una linda cara que te acompaña, tengo todo el plan trazado en mi mente, plan que solo conocen Nam y Tae y que llevaremos adelante en el momento adecuado, yo también pensé en cómo escapar de él sin morir en el intento- retrucó Jimin.

-¿Un plan?- dijo alzando una ceja

Jimin se sentó sobre su regazo y beso el cuello y el lóbulo de su oreja haciendo que el otro se tensara de inmediato.
-Un plan Yoongi, un plan que no voy a decirte pero que debes saber muy bien que lo utilizaré en el momento preciso- contestó para volver a besarlo de manera lenta pero demandante.

-Tendré que confiar en ti-

-Tendrás que hacerlo-

Jin repasaba una y otra vez los planos del palacio, buscaba todas las posibilidades para entrar y salir de allí. Movía las pequeñas piezas como si fuese un tablero de ajedrez y anotaba las probabilidades. Quería estar seguro, que cada paso dado sea firme y que en lo posible haya la menor cantidad de rebeldes heridos. Era un gran estratega, había delineado un plan perfecto pero seguía allí obsesionado hasta por el más mínimo detalle.

-Creo que has trazado un plan increíble, deja de preocuparte y descansa un poco. Mañana saldremos antes del amanecer y debes estar óptimo- la voz de su viejo amigo retumbó en la pequeña sala.

-Lo sé Hoseok, pero siguió teniendo una mala sensación y eso en un brujo no es bueno- explicó.

-Estás demasiado cansado- dijo mientras apoyaba sus manos sobre los hombros del otro.

Hoseok se acercó lentamente, obnubilado con los ojos de su amigo y sin mediar palabras solo rozó sus labios con los de Jin.

-No lo hagas- habló Seokjin alejándose del otro - No vuelvas a hacerlo, sabes que tengo una familia, un hombre al que amo, y eso no cambió en estos cinco años-

-Lo lamento, yo realmente no quería ser un idiota, es solo que no puedo evitarlo Jin, lo he intentado, tu mejor que nadie sabes que intenté dejar de amarte, pero simplemente no puedo-

-Y yo siempre fui sincero contigo Hoby, no quiero que las cosas se pongan raras entre nosotros y mucho menos que Nam piense cualquier cosa- dijo mirándolo fijamente.

-No volverá a suceder, lo juro, disculpame-

La puerta se abrió y Namjoon atravesó la entrada.

-¿Dónde está nuestro niño?- preguntó Jin con una gran sonrisa.

Namjoon se acercó y rodeó su cintura con sus brazos, miró a Hoseok y contestó.
-Tae está con él, están organizando todo para hacer una reunión en casa de Sumin, dormirán allí, parece que harán un fuerte de almohadas- sonrió mientras hablaba.

-¿Crees que es buena idea dejar a nuestro hijo con Tae y Kook?- indagó algo dudoso.

-Sumin estará allí, no te preocupes-

-Iré a verlo y a darle algunos consejos- comentó Jin saliendo de la habitación.

-Sabes Hoseok siempre te consideré un buen tipo, algo solitario, pero ese es tu problema. Lo único que me molesta aquí es que sigas insistiendo con Seokjin, él es mi esposo, el padre de mi hijo, el amor de mi vida y aunque tardé cinco años para encontrarlo aquí estamos más enamorados que antes. Solo te pido que mantengas tu lívido dentro de tus pantalones, no quiero tener que matarte antes de ir a una guerra con Min, me has entendido- su voz era grave e intensa.

Hoseok tragó duro y asintió.
-No es necesario tu amenaza Jin ha sido sumamente claro- respondió.

-Y aún así insistes. No vuelvas a acercarte a él porque no tendré remordimientos al clavarte mi espada, ¿entendido?- lo miró nuevamente y salió de aquel lugar dejándolo solo

Hoseok sabía que su amor por Seokjin debía terminar, que debía seguir adelante pero se le hacía imposible dejar de amarlo, lo había intentado, claro que lo había hecho pero verlo solo removía los recuerdos de aquella juventud donde él y su amado eran felices hasta que apareció Namjoon y Seokjin cayó rendido ante él porque era su predestinado. Sabía que era en vano luchar contra el destino pero hubiese dado cualquier cosa para que Namjoon nunca hubiera aparecido.

Jin miraba a los dos jóvenes que corrían riendo junto a su pequeño y no pudo evitar sonreír. Pensó en cómo aquellos dos no se daban cuenta del lazo que los unía.

Los ojos brillantes de Jungkook cuando lo miraba, el sonrojo de Taehyung cuando hablaban, eran unos niños tontos que aún no entendían que estaban destinados.
Pero él se encargaría de que ese par entendiera lo que los unía. Ya tendría tiempo para eso.

La noche cayó sobre el pueblo de Seúl, en aquella pequeña casa un par de amantes se entregaban gustosos a los deseos del amor. Sus cuerpos enredados, sus almas en comunión, el amor latente en cada beso, en cada caricia.

Pronto la guerra se haría presente pero en ese momento lo único que se podía hacer era rogar que el plan de conquista diera resultado.

Seokjin y Namjoon sabían que iba a ser una matanza pero no era el momento de pensar en ello, era el momento de sellar su amor, su eterno y destinado amor.

-Ya todo está listo para partir señor- la voz del rebelde sonó dentro de la cabaña.

Caminó hasta su caballo y en un ágil movimiento subió a él. Miró a sus hombres que vestían el emblema del león, símbolo del auténtico heredero.
Levantó sus ojos al cielo y se encomendó a quien quisiera ayudarlo.
Volvió la vista a su gente y habló.

-Amigos míos, hombres rebeldes, creyentes de un rey que ha sido encerrado y condenado injustamente, la hora de la verdad ha llegado, muchos de nosotros quizás no veamos la justicia imponerse pero moriremos sabiendo que ayudamos a construirla.
¡Por el rey Min Yoongi!- gritó agitando a su ejército.

-¡Por el rey Min Yoongi!- el grito de guerra retumbó a su alrededor.

Hoseok partió con sus hombres, escoltado por Namjoon, Seokjin, Jungkook y Taehyung.

La hora de los rebeldes había llegado.

Un paseo por el jardín Donde viven las historias. Descúbrelo ahora