Capítulo 26: La busqueda del rey.

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La mano oprimía fuertemente su lado izquierdo intentando detener la hemorragia.
Sus ojos abiertos destilaban temor y odio.
El joven a su lado solo podía luchar por mantenerlo despierto.
Pero a él le importaba una sola cosa: Jimin.

-Sueltame, déjame levantarme, necesito
encontrar a Jimin- gimió el rey.

-Min, estás herido y se ve muy mal, quédate quieto, déjame al menos curarte- explicó Seokjin mirando a su amigo.

-¿Crees que acaso me importa? Ese hijo de puta tiene a Jimin y si no lo encuentro lo matará o lo que es peor se lo llevará de aquí- contraatacó mientras intentaba ponerse de pie.

-El príncipe no es ningún tonto, él sabe muy bien que hacer, pero si no cubro tu herida no podrás estar para él cuando todo esto termine- replicó el brujo poniendo un vendaje sobre el otro.

-Apurate por favor, no podemos perder tiempo. Sé que Jimin puede cuidarse pero también sé que Suga es despiadado y sanguinario y sino tiene lo que quiere matará a todos, sobre todo a Jimin- comentó, ahora si de pie.

La lucha estaba casi finalizada, muchos hombres aliados al rey León habían caído en batalla, los pocos hombres que quedaban a favor del usurpador estaban rodeados y abatidos bajo las espadas de los otros.

Solo restaba encontrar al príncipe.

Corrieron por el jardín. Taehyung y Jungkook entraron al palacio, revisando por todos lados si había rastros de su amigo.

Seokjin y Yoongi llegaron hasta la entrada de la cueva de los osos. Si bien ya no existía la magia allí, era notorio que la construcción albergaba varias cuevas que llevaban a distintas partes del palacio.
Namjoon los siguió junto con Hoseok.
Buscaron por todos lados, sin dejar de ver cada lugar, cada recoveco, pero ni el falso rey, ni el príncipe se veían por ningún lado.

La desesperación invadía a cada uno de ellos, los minutos, las horas pasaban, y no había novedad de aquellos dos.
Yoongi miró preocupado a su amigo, estaba entrando en un estado de desesperación y odio.
Sabia que Suga era capaz de cualquier cosa, que era capaz de dejar todo y llevarse a Jimin lejos donde jamás lo pudiese encontrar y eso le aterraba.
También sabía que no sería capaz de matarlo, lo había visto en sus ojos, cuando Jimin se había dejado ver a su lado y había podido notar el dolor y el amor que su hermano sentía por su pequeño príncipe.
Ese sentimiento era peor que el odio, porque entendía perfectamente lo que era amar a alguien, querer tenerlo a tu lado, convertirse en su compañero y en su amante.
También sabía que Jimin no se dejaría doblegar, que pelearía hasta morir, si fuese necesario, y eso lo ponía en un peligro extra.

Intentó respirar con calma, debía mantenerse con la mente clara y fría, tenía que pensar como su hermano. Pensar que haría él si estuviese en su lugar.

A esas alturas Suga sabría claramente que su ejército había caído, él estaría con algunos pocos aliados, así que lo más probable es que buscara una forma de salir del palacio llevándose a Jimin sin que nadie lo note.

¿Cuál sería la forma más viable de escapar de aquella fortaleza? Es seguro que su hermano tendría organizado una forma de salir de allí, pero ¿cuál sería aquella salida?.

Tae y Kook se juntaron con ellos, sus ojos denotaban el sentimiento de perdida que estaban sintiendo. No tener noticias de Jimin los tenía a todos al borde de la preocupación.

-Piensa Yoongi, ¿dónde llevarías a Jimin si fueras Suga?- preguntó Seokjin.

-No soy Suga, ni estoy enfermo como él, ¿cómo demonios voy a saber donde lo llevará?- escupió con bronca.

-Sé que no eres él, pero conoces este lugar, y también lo conoces mejor que nadie, piensa si fueras tú hermano y quisieras escapar de aquí sin ser visto, ¿cuál sería la opción?- indagó haciendo a su amigo volver a pensar.

-¡¡Las barricas!!- gritó, - las barricas dan al lago que linda con el palacio, una vez allí puedes salir en un pequeño barco. Solíamos escaparnos del palacio por allí cuando queríamos ir al pueblo y nuestro padre no nos dejaba- explicó exaltado.

Corrieron por los largos pasillos del palacio, acercándose al ala oeste, tomaron las escaleras que llevaban a los sótanos y desde allí caminaron por el estrecho laberinto que llegaba a la gran bodega familiar. Una vez pasada esta se encontraban las barricas, allí había varias habitaciones y solo una de ellas daba a una salida al exterior del palacio.

Yoongi abrió lentamente la puerta, el olor atacó sus sentidos. Se adentraron lentamente y de forma silenciosa, llegaron a una pequeña habitación.

Todos pudieron ver la escena ante ellos.

El cuerpo cubierto de sangre ocupaba la mayor parte del lugar.
Su semblante era sereno, impío. Parecía dormido, pero la quietud demostraba que llevaba un rato en ese estado.
En su rostro se podía apreciar una sonrisa pequeña, como si quisiera que todos pudieran ver que él mismo había elegido su destino.

Yoongi cayó de rodillas junto al cuerpo inerte. Sus manos lo acariciaron. Las lágrimas corrieron por su rostro, apoyó su frente sobre la frente del otro. Pronunció algunas palabras que los otros no pudieron entender pero a él no le importó.
Se acercó a sus labios y le dejó un tierno beso, mientras los demás se dejaron llevar por la tristeza del momento.

Todo había terminado.

Un paseo por el jardín Donde viven las historias. Descúbrelo ahora