Estoy a las afueras de la estación de metro, tal como acordamos.
Es un día fresco, el sol está presente, pero aún así hace frío.
No debo quitarme la chaqueta o podría resfriarme.
Reviso una vez más mi teléfono celular.
Son las 14:05, ella ya debería de haber llegado, acordamos reunirnos a las 14:00 horas.
Todavía tengo dudas acerca de si fue una buena idea o no. No suelo visitar esos sitios en donde puedas alquilar a una novia como si fueran mercancias, me hace sentir algo patético y como un cerdo.
No he estado con una chica en bastante tiempo que ya he olvidado como socializar con una.
No he tenido mucha suerte en entablar conversaciones con las mujeres de mi facultad, todo ha sido muy esquivo que creo que debería renunciar a ellas por completo. Nunca sé que decir, las palabras no salen, y los silenciosos incómodos son recurrentes.
Sus miradas de estar disconformes no pueden ocultarlas al verme
De pronto, siento como alguien toca mi espalda.
Miro hacía atrás y la reconozco enseguida.
Luce exactamente igual que en sus fotografías.
Es una chica sumamente bella, su cabello está arreglado en uno de sus lados, resaltando el color rojizo en su cabellera… ¿O tal vez es de color naranjo?, realmente no lo sé.
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— ¡Mucho gusto, mi nombre es (Y/N)!— Extendí mi mano con nerviosismo para presentarme.
— Hum… — Ella realiza una reverencia un tanto avergonzada.
Los comentarios sobre ella no mentían, es una chica muy tímida, pero no creí que fuera a tal extremo. Odio decirlo así, pero debería ser una "chica fácil" ¿No?.
— Bien, ¿Nos vamos?
— Hum…hum — Mueve la cabeza en señal de aprobación.
No me sorprende que esta chica, Sumi, sea una de las menos valoradas por el sitio, su timidez parece ser casi extrema, ella camina casi detrás de mí.
Es perfecta, de esta forma podré practicar sin temor a equivocarme.
Luego de algunos minutos, ingresamos a un Centro Comercial, y nos dirigimos a la zona de juegos. Al llegar fui directamente a una pista de bolos donde hay muchas personas a pesar de la hora.
Esperaba que estuviera más vacío, mi cuerpo comienza a temblar al imaginar a todas esas personas observándome.
Sin perder más tiempo nos dirigimos al lugar en donde se encontraban apiladas las bolas para jugar.
— Es de mi tipo — Escuché los murmurros de alguien detrás de nosotros.
— No puede creer que ese sea su novio — Otra persona comentó despacio.
