𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐎𝐜𝐡𝐨

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ᴄᴏɴᴛᴇɴɪᴅᴏ ᴀᴅᴜʟᴛᴏ

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ᴄᴏɴᴛᴇɴɪᴅᴏ ᴀᴅᴜʟᴛᴏ

𝐇𝐚𝐦𝐩𝐭𝐨𝐧 𝐈𝐈

 Opte por utilizar un vestido negro no tan ajustado y unas zapatillas del mismo color, deje mi cabello suelto y bien peinado, aplique un poco de maquillaje en mi cara como normalmente acostumbraba.

—Ojalá y Erik no se entere —escuché el comentario Jay.

Estaba tumbado sobre mi cama, tenía ya rato ahí en desaprobación con lo que estaba haciendo.

— No pasara nada, Erik y yo no tenemos nada definido, por ende, no estoy haciendo nada malo.

«O eso creo.»

—Están saliendo, Blair, ¿No?

—Tenemos relaciones sexuales todo el tiempo, ¿Cómo tú quieres que defina eso?

—Ay por favor, Blair, eres una mujer adulta ya, si deja que se meta entre tus piernas es tu problema.

— Exactamente Jay, no tuyo — murmure que apenas se pudo escuchar.

—Has lo que quieras, luego no andes llorando con que tomaste la decisión incorrecta o que Erik en realidad es un estúpido... O ese tal Liam.

Resople. A pesar de sus palabras, tenía muy en cuenta de que él solo quería hacerme pasar un mal rato porque anda de mal humor y enojado con quien sabe quién o que.

Al final solo era Jay siendo Jay.

— ¿Qué tal luzco? — pregunte.

Me di vuelta en su dirección para que pudiera verme mejor.

—Te ves bien — murmuro con sinceridad, pero sus cejas fruncidas.

Asentí con media sonrisa.

—Gracias, ya me tengo que ir.

—Cuídate — fue lo único que dijo.

Tomé lo que me hacía falta, me despedí de Jay dejando un beso en su mejilla y salí para esperar a Igor, quien de seguro ya estaba por llegar debido a la hora que era. Y no me equivocaba, en cuanto salí de la casa para esperarlo, él recién llegaba.

—Señorita Kelly, espero y no haya tenido que esperar mucho— lo escuche decir mientras me acercaba.

Abrió la puerta de atrás, ofreciéndome su mano para ayudarme a subir.

—La verdad no — le mostré una sonrisa.

— Luce muy bonita señorita.

— Pues, muchas gracias, Igor.

— El señor Hampton la espera.

Todo el camino mi mirada se perdía entre las bonitas casas que pasábamos, imaginaba que Liam viviría en una casa como esta, sin embargo, Igor no se detuvo en ninguna de ella, si no que continuo el camino hasta una mucho más grande, era una casa enorme de color blanco con detalles muy finos que se podían apreciar a simple vista. Las puertas de color negro se abrieron permitiendo el paso. Había árboles, flores, césped. Igor se detuvo en la entrada.

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