Lucifer usa cuero [En Edicion]

• Mounstro •

Blair

Me quedé allí, congelada mientras lo miraba con incredulidad.

—¿Tú ... lo mataste?- Pregunté temblorosamente, viendo como sus ojos se lanzaban a los míos.

—Sí- respondió su voz profunda.

Dejando escapar un suspiro tembloroso, mi mente comenzó a correr. 

¿Por qué haría eso?

Es un asesino. 

Él también te matará.

—¿Por qué?-  Empujé, esperando que no se enojara.

—Te lastimó-.  Dijo mientras sus ojos miraban profundamente los míos.

Y de alguna manera, su mirada fría se sintió genuina.

De hecho, pensó que matar era la única solución.

—Oh-. Respondí, dando un paso atrás lentamente. 

Su mandíbula se apretó de inmediato y sus pupilas se dilataron bajo la luz de la luna.

—Tienes miedo-.  Él dijo. 

—No ...- mentí.

Dio un paso más cerca e instintivamente, di otro paso atrás.

Sus ojos se posaron en el suelo.  Cuando volvió a mirar hacia arriba, mis ojos se agrandaron porque no quedaba nada de blanco en los suyos.

—Soy un monstruo, ¿no?- Dijo más que preguntó.

Entonces una risa oscura escapó de sus labios.

Sonaba siniestro a medida que avanzaba, luego se detuvo de repente.

—¿Sabes lo que es no ser amado nunca?- Dijo, acercándose.  –¿Desearlo tanto que mataría por tenerlo?- Continuó, acercándose un paso más. 

Mi respiración se aceleró cuando me miró. 

Con cada paso que daba hacia adelante,

yo daba uno hacia atrás.  Hasta que mi espalda golpeó la puerta.

Cerró la distancia entre nosotros, colocando sus manos a cada lado de mi cabeza. 

—Yo lo maté, por ti-.  Dijo con frialdad. 

—Nunca te lo pedí-.  Susurré, cerrando los ojos mientras las lágrimas brotaban. 

—Lo volvería a hacer-.  Terminó.

Tomó su mano y la pasó por mi rostro, ignorando mi estremecimiento. 

Sostuvo mi mejilla, dándole un ligero apretón.  Una señal de que debería abrir los ojos. 

Cuando los abrí, sus ojos volvieron a la normalidad.  Sus pupilas plateadas reemplazaron a las negras. 

—No te lastimaré, Blair-. Dijo, su rostro sin emociones estaba en su lugar, pero su voz era suave.

Lo miré por un rato y él hizo lo mismo, secándose las lágrimas perdidas mientras caían.

Nos quedamos así por Dios sabe cuánto tiempo antes de hablar.

—No vuelvas a hacer eso-.  Susurré, mi voz se quebró por todo el llanto.

Él no respondió.  Continuó mirándome. 

—Lucifer, prométemelo-.  Lo repeti.

Todavía nada.  Suspiré, cerré los ojos y me di la vuelta para volver a entrar.

Sus manos se estrellaron contra la puerta detrás de mí, haciéndome gritar en estado de shock.

—No, No me dejes. Te necesito-.  Su voz sonaba tensa.

—Acabas de matar a alguien- Dije, dándome la vuelta para mirarlo.

—Soy el diablo, Blair-.  Respondió. 

—Zayn.

—Ven conmigo- Dijo, agachándose y tomando mi mano entre las suyas.

—¿Dónde?- Yo pregunté.  28 Sacudió la cabeza, dándome una mirada mordaz. 

Me abrió la puerta del coche y entré.

Cuando lo consiguió, me miró un rato, luego puso en marcha el coche y aceleró. 

Señor, si este hombre me mata,

Solo te pido que hagas desaparecer los dulces escondidos debajo de mi cama antes de que Nick los encuentre.

Amén. 

Llegamos a la ciudad y condujo un rato más.  Vi como las luces pasaban en un destello mientras aceleramos por las calles.

Y de repente, nos detuvimos en un camino de entrada.

La casa estaba bastante limpia.  Pintado en rosa brillante.  Rodeado por una valla blanca.

—¿Esta es tu casa?-  Pregunté, volviéndome hacia él.

Negó con la cabeza, apagó el coche y salió. 

Antes de que llegara a mi lado, abrí la puerta y salí también.

Me miró con frialdad.  Pero yo estaba acostumbrado. 

Mirándome una vez más, llamó a la puerta. 

Tomó un tiempo, pero pronto, se escuchó un parloteo que se dirigía hacia la puerta.

Entonces se abrio, revelando a una mujer baja de mediana edad con cabello rubio.

Cuando sus ojos se posaron en Zayn, se iluminaron.

—¿Lucifer? ¿Por qué estás aquí tan tarde?- Ella le preguntó.

—Sarah-.  Dijo brevemente.

Ella asintió y le indicó que entrara antes de que sus ojos se posaran en mí. 

—¿Trajiste a una chica? Dios mío y qué belleza es.-  Dijo, sorprendiéndome al darme un abrazo.

—Ven.- Dijo Zayn, entrando a la casa.

Sacudió la cabeza y tomó mi mano, tirándome escaleras arriba con él.

Cuando llegamos a la cima, inmediatamente nos golpeó la puerta más colorida que jamás había visto.

Caminó directamente hacia ella y tomó aliento antes de empujar la puerta para abrirla.

El interior estaba lleno de colores brillantes y carteles de princesas. 

Juguetes rosas estaban esparcidos por todas partes mientras una pequeña figura bailaba sin música en medio del desorden.

—Sarah-.  Zayn llamó cálidamente, sorprendiéndome.

—¡Poppy!- Ella gritó, dándole una sonrisa desdentada.

—Ven aquí, princesa-.  Dijo, agachándose con los brazos abiertos.

Ella se rió y corrió hacia él, saltando a sus brazos y él la atrapó.

Se levantó y la hizo girar antes de dejarla sobre su cadera. 

¿Es esta su hija? 

Mi mente se preguntaba. 

Parecía tener alrededor de 4 años, a juzgar por su estatura y falta de dientes. 

Ella se parecía a él. 

Con cabello negro azabache y ojos azul oscuro. 

Su cabello estaba recogido en coletas y vestía pijama de princesa. 

Ella me miró y luego miró a Zayn.  Ella le susurró algo al oído. 

Él me miró y luego respondió algo, haciéndola reír.  Intercambiaron susurros y ella me miró con una gran sonrisa. 

—¡Poopy dijo que eres linda!- Ella dice, aplaudiendo mientras se reía.