Capitulo 10- Recuerdos

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-Si sabemos dónde estamos, ¿Por qué no podemos irnos?

Meto la cuchara de helado en mi boca mientras hablo con Die, mis poderes mentales nuevos fluctuan, van y vienen.

-No lo sé, ¿Cuántas veces lo haz preguntado?

Mi amigo se ve obstinado, mis pies siguen en su sofá a pesar de que me dijo más de una ve que los bajara.

-Baja los pies, que obstinada eres -Me vuelve a regañar.

Le sonrío mientras le saco la lengua. Los días han pasado y nada ha cambiado, pensé que ver a Noah haría todo diferente, pero no es así. Me cuesta a veces creer que me está buscando, después de todo lo único que ví de él podía fácilmente ser una ilusión.

-¿Por qué no buscas un departamento más lindo? Si estaremos aquí al menos podríamos estar en un lugar más bonito -me quejo.

Escucho sus pensamientos y me da risa.

«-¿Por qué pregunta tanto? Parece una niña.»

-No seas grosero, no soy un niña. Estamos atrapados aquí los dos juntos, tendrás que aguantarme.

-¡Yo no dije nada! -se defiende-. Maldita la hora que te dieron el poder de leer mentes.

Nos quedamos en silencio por el resto de la tarde, me enfrasque en la lectura de un libro que encontré en la librería, no tenía ni idea de si iba a tener páginas. Pareciera que todo está dispuesto para mi en esta ilusión, pero no lo sé.

Intenté leerle la mente al Noah falso, pero fue inútil, el no existe, no tiene mente así que no puedo leerlo. Suspiro, me siento contrariada, la vida no es como pensaba de niña. Me levanto del sofá y me pongo en primera posición. Desde que estoy aquí no he bailado y lo necesito, así que empezó. Primera posición, segunda y después tercera.

Estiró mi cuerpo un poco más rápido cada vez, para el ballet hay que calentar antes, pero me tomé de calentamiento la primera vuelta. Doy un giro y caigo directamente al sofá, frustrada y molesta, mi cuerpo no está colaborando para relajarme bailando, el poco espacio tampoco ayuda.

Un trueno me saca de mi concentración y me hace brincar, de un momento a otro el cielo e volvió gris y las nubes al chocar hacen un ruido estruendoso asustandome.

-No pensé que te diera miedo las lluvias -susurra Die, no había notado que se había sentado a mi lado.

-No le tengo miedo. -susurro-. Pero los truenos me aterran.

Me atrae a su pecho y recuesto mi cabeza allí, escucho su corazón que me relaja hasta que cae nuevamente otro rayo seguido de un trueno.
La luz de la casa titila y a los segundos se va dejando todo a oscuras. Mi corazón se vuelve a acelerar por la oscuridad y el rayo que cae.

Die se acuesta llevándome a mi con él, mi cuerpo se relaja a su lado y me quedo dormida, hace mucho que no sueño con Noah, una semana para ser específica. Die dice que debo esperar y ser paciente, pero tengo miedo. El miedo es parte de nosotros de toda la vida y en esta ocasión no es diferente. El miedo a perderlo y a sentir que no estará para mí, me destruye los nervios.

¿Cuántas veces he tenido que perder a alguien importante? ¿Qué le hice yo a las princesas para que me odien tanto? Ña nebulosa en dónde me encuentro soñando no me deja avanzar mas allá. El sueño se ha convertido frío y el sonido que se encuentra en el es como un ruido blanco, como el de los televisores sin señal. Es como si estuviera bloqueada de alguna forma, como si alguien o algo estuviera saboteando mi única manera de escapar.

Me despierto por un sonido fuerte, cuando abro los ojos solo fue un trueno que sonó muy cerca, haciendo que retumbara en todo el lugar. Los brazos de Die me siguen rodeando y su rostro se ve pacífico y apacible. Pongo a prueba mi don, cierro lo ojos para poder conectarme a sus recuerdos proyectándolo como un sueño.

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