Capítulo 3- Nuevo amigo

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Con los cabellos enmarañados y la boca seca despierto, mi vida se ha convertido en una simple rutina de ir al instituto y de nuevo a casa, mis amigas que no vuelven, Domenica y Marisol en la universidad y mamá como siempre en el trabajo, todo había ido normal con Noah hasta hace unos días, pero eso ya lo saben.

Estiró mis músculos en la cama y veo la hora, otra vez tarde. ¿Por qué ahora me estoy volviendo tan impuntual? Me arreglo lo mejor que puedo, pero se que al llegar seré enviada a detención.

Salgo de la casa apresuradamente, Noah me espera en la entrada con un casco y una sonrisa.

—Buenos días, Mariposa.

—Buenos días. —Sonrío mientras depósito un beso en sus labios y subo a la moto—. Date prisa, voy tarde.

Acelera y el motor suena, amo las motos, la libertad que se siente viajar en ellas, las cosquillas que da en el estómago mientras toma una curva. El sol brilla incandecente a lo alto del cielo, las nubes son gordas y blancas, dan la sensación de no ser naturales y ser solo hechas por la imaginación. Los árboles lucen verdes y el color de las casas relucen más, en mi pecho se empieza a formar una especie de ansiedad que no logro captar de dónde viene ¿Estaré drogada?

Al bajar del vehículo estoy un poco mareada y desubicada, algo dentro de mi me dice que no debo decirle a Noah, quizás se preocupe, solo debe ser la presión baja. Antes me pasaba, mi madre solo me decía que bebiera agua y pusiera los pies en alto. Me despido de Noah y como puedo corro al baño. Quizás sea que no desayuné, pero algo me sabe mal.

—¿Qué haces acá? —Una voz masculina me pregunta fuera del cubículo.

—¿Cómo que, qué hago acá? Es el baño de chicas, ¿Qué haces tú acá?

Mi voz sale extrangulada por las náuseas y el vomito que se niega a salir.

—No, en la puerta está dibujado un hombresito, creo que el de las chicas tiene vestido. —Se burla—. ¿Estás vomitando? ¡Felicidades! ¿Es niña o niño?

Termino de darme cuenta que nada saldrá de mi cuerpo, no me extraña, si no comí nada no habría mucho a estás alturas que expulsar. Salgo del cubículo aún con el cabello alborotado, mi frente sudada y los ojos llorosos.

—Cualquiera que te vea saliendo así del baño de los chicos, pensará que estabas haciendome un oral. —Sonrie complacido al ver el horror en mi rostro.

El baño de los chicos es igual al de nosotras, solo que un poco más sucio, algo que no había notado estando tendida en el suelo intentado vomitar. Lavo mis manos y me pongo un poco de agua en la cara, la campana de la primera hora culminada suena, amplio mucho los ojos y me escondo en un cubículo otra vez para no ver, ni ser vista por varios chicos que entran. Su conversación es vana, pero algo llama mi atención.

—La banda de Nick, Dreams esta genial, no puedo creer que estudie con nosotros.

¿Dreams? ¿Cambiaron el nombre?
Las voces se alejan y salgo nuevamente del cubículo, esta vez pensativa y poco alerta. El chico extraño, que hasta ahora noto, es el de detención, me entrega su sudadera.

—Ten, así no sospecharan que una chica entro al baño de chicos, al menos no será por eso que te envíen a detención.

—Gracias. —Coloco la sudadera y tapo mi cabello—. Oye, ¿Cómo dijeron que se llama la banda?

Salgo del baño y el sale tras de mí, nos mezclamos entre la gente, luego de eso me quitó la sudadera y se la regreso.

—Dreams, ¿Por qué?

—Antes se llamaban Strick —digo con el ceño fruncido.

—No sé, soy nuevo en... Este lugar ¿Tu cuánto tiempo llevas aquí?

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