Capitulo 26- Miedo

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Noah

Camino de un lado al otro en la habitación, Zoey está estable.
Tuvimos que volver a Novakwies, ya no quedaba nada para nosotros en ese lugar, la casa de mi abuela estaba destruida, al igual que la de la señora Margaret.

Suspiro cuando alguien entra a la habitación. Domenica me ve horrorizada.

—¿Desde cuándo no duermes algo? —me reprende—. Te ves muy mal, anda a dormir, yo me quedo con ella.

Niego con la cabeza que inmediatamente me duele.

—¿Y qué pretendes? ¿Esperar a que tú cuerpo colapse? —gruñe frustrada, como no digo nada sigue hablando—. Estuve estudiando medicina con los elfos adaquare, sé lo que hago, confiaste en mi para ir a la tierra, ahora hazlo para quedarme con ella.

—Nos casamos —susurro—. Cuando fuimos por el agua bendita, prometí no dejarla...

Me observa sorprendida.

—Me ofende que no hayamos recibido ninguna invitación... Pero no tiene nada que ver con lo que digo. Estarás a una pared de distancia, ¡Una puerta da directamente aquí!

—Es un no, Domenica. No insistas. Dormiré aquí a un lado de ella.

Me da una última mirada antes de levantarse y salir por la puerta de la habitación, el día afuera es hermoso, la luz del sol ilumina todo a su paso, como si Zoey no estuviera inconsciente en esa cama, el mundo debería estar como yo me siento, devastado.

La cama donde ella se encuentra es lo suficientemente grande para que yo me acueste a su lado y la abrace, es lo que hago. Al pasar mi brazo por su cintura me asusto, el calor que traspasa a través de la manta es impresionante y viene de su cuerpo. Me incorporo completamente y tocó su frente, está hirviendo de fiebre...

Corro a través de los pasillos buscando a un doctor, a Domenica, a alguien. Me encuentro a la Adaquare sentada viendo por una ventana, su rostro de contrae al notarme tan agitado.

No digo nada y hago que me siga por el pasillo, últimamente se me hace difícil expresarme, no tengo tiempo para esto...

—¿Qué suce...? —la pregunta se queda a la mitad al entrar a la habitación.

Zoey está levantada junto a la mesa de noche que estaba un poco lejos de la cama, sirve un vaso de agua y lo bebe como si no hubiese un mañana, pero lo más extraño de toda la situación es que sigue dormida, luego de tomar el líquido balbucea cosas.

—Me quemo, me quemo, me quemo... —susurra una y otra vez.

Pretendo acercarme pero Domenica no me deja, susurra su explicación:

—Esta sonámbula, no hay que despertarla ni tocarla hasta que se le pasé.

Me quedo quieto dónde estoy, por fortuna no espero mucho, sus piernas fallan minutos después y la atrapó en mis brazos. La cargo hasta la cama de nuevo, aguantando el calor sofocante que sale de su cuerpo, realmente pareciera quemarse.

Cuando toca la cama enseguida parece querer volver a levantarse, forcejeamos pero tiene una fuerza sobre humana, los elfos me advirtieron sobre esto, me dijeron que si no tuvo un exorcismo debíamos practicarle uno inmediatamente, pero me negué. El de Nick salió mal, el primero y el segundo... No quiero arriesgarme con Zoey, mi Mariposa, ella estará bien.

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