Capitulo 21- piel tibia, besos furtivos

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Siento que todo es como un sueño, sus manos tibias están en mi piel nuevamente, duerme profundo a mi lado. Lo observo mientras tiene los ojos cerrados, la luz del día se filtra por la ventana amenazando con despertarlo.

Su cuerpo se tensa bajo de mi, abre lentamente los ojos y me observa, una sonrisa se extiende por su rostro. Estira su mano y acaricia suavemente mi mejilla, cierro los ojos casi ronroneando como gato.

—Eres real...

Su voz es ronca. Por un momento me olvido de todo lo que sucede a nuestro al rededor, de los guardias que están al otro lado, de Domenica en otra habitación, de Die perdido. Me acerco a él y lo beso, necesito sentir que esto es real, que está aquí y que todo estará bien... Tanto tiempo lejos.

Me devuelve el beso después de salir de su estupor, ríe en mis labios y me separó para dejarlo hablar.

—No me mal intérpretes, me gusta esto, pero me sorprendiste, es todo.

Toma mi rostro en sus manos, y me besa de nuevo, no se contiene, sus besos son fieros y dulces, exploradores. Besa mi cuello y un suspiro se escapa de mi boca... Sus manos toman mis caderas y aprieta un poco. Desliza una por mi cintura que sube poco a poco hasta llegar a mi seno.

Me siento en una nube, jamás había experimentado nada de esto y es algo maravilloso, no quiero olvidarme de todo lo que pasa a nuestro al rededor, no quiero olvidarme de que aún nada está bien, pero aún así no lo detengo, quiero fundirme en este infierno que estamos creando, fundirme en el calor sofocante de su cuerpo.

La temperatura de la habitación sube por cada segundo que pasa, sus manos recorren todo mi cuerpo al igual que sus labios que están un poco hinchados. Me quita la camisa que aún cubría parte de mi cuerpo. Me observa detenidamente con sus ojos tormentosos, parece pedir permiso. Asiento y me despoja del sujetador.

De mis labios sale un suspiro que suena más a un quejido cuando posa sus labios en mi pecho, ríe casi ronroneando como un gato.

—Sh, shh. Tenemos compañía en casa, princesa.

Me río bajito, estoy a punto de perder aquello por lo que tantas madres hacen reproches, esa pureza que tanto afecta a las madres, como ya no tengo no me importa decepcionar a nadie.

Intento quitarle el pantalón de pijama infructuosamente, me observa serio y me detiene viéndome como yo miro a las galletas, pero aún así no hace nada más.

—¿Estás segura de esto? No quiero forzarte a hacer nada, todo esta hecho una mierda y si crees que debemos parar tu solo...

Lo callo con un beso e introduzco mi mano en sus pantalones en busca de algo duro. Nunca había hecho esto pero Camille siempre había sido muy específica sobre su promiscuidad. Un suspiro grave sale de su boca.

—Te amo —susurra.

El desayuno matutino constó de roces de piel, besos y un muy caliente y sofocante rato. Jamás había estado con un chico, al principio fue un poco incómodo hasta que empecé a disfrutarlo, sé que es algo que siempre se escucha, pero es la verdad. Noah fue todo un caballero, iba lento y paciente.

Después de un largo rato en la cama sin decir nada me alejo de él sentándome en la orilla y empezando a vestirme.

—¿Qué haces? —Hace un mohin.

—Hay que bajar, tenemos muchas cosas que hacer, que hayamos... —Me sonrojo.

—Sexo, Mariposa. Te ves tan linda cuando te sonrojas.

—Cállate o te golpeó. viste tu real trasero, hay que bajar y enfrentar que todo sigue igual.

Me terminó de vestir y bajo a la cocina, Noah se queda un poco más de tiempo arriba. Domenica prepara el desayuno para todos, en cuanto entro a la cocina todos me observan raro, me sonrojo y me siento en silencio a esperar mi plato.

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