CAPÍTULO 13

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Era la segunda vez que despertaba antes que Rogelio, y como pocas veces, se estaba dando el lujo de observar cada rasgo de su rostro y de su cuerpo. Veía como su pecho subía y bajaba por la respiración que en ese momento se encontraba tranquila, a diferencia de las ocasiones en que se amaban. Mientras lo miraba, evocaba recuerdos de lo vivido anoche; tenía que admitir que lo que más le agradaba de su esposo, era cuando se descontrolaba por ella, dejándose llevar por toda la pasión y la necesidad que aún no creía ser causante de provocarle; también le encantaban las palabras que susurraba en su oído que la hacían saber cuánto significaba para él.

Si bien es cierto que desde que se entregó a Rogelio se sintió una mujer plena. Ahora su ser estaba completamente unido al suyo en todas las formas posibles en que dos personas puedan pertenecerse, por eso sabía que nunca sería feliz si él no estuviera a su lado. Con ese pensamiento, se abraza más fuerte a su cuerpo tratando de olvidar semejante idea. Rogelio siente la fuerza con la que lo sujeta y se despierta.

R: (acariciándole sus brazos), Paula mi amor, ¿no pasaste buena noche?

AP: ¡Como se te ocurre decirme eso Rogelio!, (Sonriéndole), todas las noches que compartimos son hermosas, pero ésta fue distinta porque me sentí completamente tuya. Y a ti más mío que nunca.

R: (él corresponde a su sonrisa y se acomoda en la almohada), Sí, lo pude sentir, ¡porque vaya que me lo demostraste!, si no me crees, solo hay que mirar los rasguños de mi espalda, (se gira para que los vea), hasta ahora me comienzan a arder.

Paula ligeramente apenada, coloca su mano en uno de los rasguños.

AP: ¡perdón amor, te juro que no lo hice a propósito!

R: (se voltea para abrazarla), No tienes de qué disculparte Paula. Esto significa que en verdad te sentiste tan feliz como yo, (baja su cara para darle un beso corto y se incorpora para poder alcanzar su silla), Señora Montero, vamos a levantarnos porque el tiempo apremia.

AP: Rogelio, ¡por favor no te vayas aún!, quisiera que estuviéramos un poco más aquí recostados, (acercándose), además, no creo que pueda existir algo de mayor importancia que este momento, ¿o sí señor Montero?

Paula comienza a dar pequeños besos por toda su cara. Esa táctica es la que más le fascinaba usar en Rogelio, porque sabía que no podía fallar, aunque él tenía otro plan más interesante de donde compartir ese momento y no pensaba ceder, por eso se empezó a retirar para finalmente abandonar la cama, con todo y el riesgo de que su mujer lo malinterpretara.

R: Perdóname de nuevo amor, pero te aseguro que a donde te voy a llevar, será un sitio en el que podemos continuar con esto.

AP: ¿Pero qué lugar puede ser mejor que este?, aquí hemos pasado los momentos más bellos, por eso no quisiera irme todavía.

R: Te comprendo Paula, pero tenemos otro sitio donde hemos estado depositando todas las cosas más importantes para nosotros. En ese lugar dejé algo desde hace más de dos años que había querido darte antes de nuestra boda y por diversas razones no pude hacerlo.

AP: ¿Qué es, Rogelio?

R: Cuando vayamos lo verás.

Paula accede y se levanta para arreglarse, al igual que Rogelio (con lo del jacuzzi no sintieron que fuera necesario volver a bañarse). Unos minutos después, tocan a la puerta y Paula que se terminó primero de vestir, le abre a Pancho.

AP: ¡Pancho, que temprano llegaste!, me imagino que Rogelio te pidió estar aquí a primera hora.

Pancho: En realidad patrona, no me dijo que viniera tan temprano, pero es que hoy en la mañana estaba dándole una lavada a la camioneta cuando un celular comenzó a sonar y me di cuenta que era el del patrón.

LQNP: HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora