CAPÍTULO 33

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Al término de la ceremonia de bautismo, los invitados junto con los padres se dirigieron a unas mesas dispuestas en el patio. Ahí los esperaban todas las personas del pueblo, (la misa fue privada). La mesa correspondiente a los padres y padrinos era larga, con flores de girasol a los extremos. Rogelio y Paula tomaron asiento en medio; al lado de él Jennifer y Edward, mientras que del lado de ella, Dany y Alejandro, (los bebés en brazos de sus respectivas madrinas). María, Margarito, Mary, Consuelo y Hugo en una mesa de junto, así como Laura, Ernesto, Mercedes y Gerardo en el otro lado.

El orgulloso padre dio unas palabras de agradecimiento a los presentes por compartir con ellos un día tan especial y luego pidió a los músicos que comenzaran a tocar. Todos platicaban muy animadamente, (a excepción de dos personas). Rogelio conversaba con su esposa sobre lo bella que estuvo la misa.

Mientras él hablaba, ella no dejaba de ver a las personas que bailaban en la pista. Él dirige su mirada hacia el lugar que veía su mujer y sin más le extiende su mano. Aún si saber con exactitud el motivo de su gesto, ella la toma.

R: ¿Me concedería ésta pieza señora Montero?

AP: (sonriente), ¡Por supuesto que sí señor Montero!

La pareja se levanta y sin soltarse de las manos se encaminan a la pista de baile. Rogelio coloca una mano en la cintura de su mujer y la otra la entrelazan.

La canción era romántica, lo que les permitía disfrutarse en ese vals que ambos deseaban compartir desde hace tiempo.

AP: ¡Bailas muy bien!

R: Y eso que llevo mucho de no hacerlo, pero como dicen "lo que bien se aprende nunca se olvida".

AP: Tienes razón, sólo que esto no es lo único que te faltaba por hacer.

R: (¿?), ¿No?, ¿A poco me falta otra cosa?

AP: Después de la cuarentena me dediqué a practicar con "Río" para que el día que vuelvas a montar, vayamos juntos a recorrer los lugares que más te gustan.

R: (serio), ¡Eso sí va a necesitar un poco de práctica!, antes debo poner en orden el trabajo y luego me doy un tiempo.

AP: Podemos practicar juntos, ¡No tienes idea de cuánto anhelo ir a pasear contigo!

R: Ya veremos, ahora señora Montero, sigamos disfrutando de éste maravilloso momento.

AP: Como digas, pero ni creas que se me va a olvidar lo que te pedí.

Rogelio le da un beso en sus labios y lentamente lo baja hasta su cuello. Paula se pierde unos cuantos segundos hasta que siente que se aleja.

R: Te aseguro que voy a encontrar una forma de hacer que se te olvide.

AP: No creo que se me olvide, pero si quieres intentarlo no me voy a negar, (habla en su oído), llevo mucho de no tener a mi esposo como quisiera.

R: ¡Eso se soluciona muy fácilmente!, lo bueno de tener padrinos para los chamacos, es que también se los puedes encargar por todo un día.

Paula mira hacia la mesa dónde ve a Alejandro y Dany platicando con sus rostros muy cerca y sonriendo como los novios enamorados que son. Pero por otro lado, observa que Jennifer y Edward apenas y se dirigen la palabra.

AP: Pues creo que te equivocaste al poner juntos a Jen y a tu socio, todo indica que no se soportan.

R: (mira hacia la mesa), Yo espero que dejen de lado sus problemas y se lleven mejor.

AP: ¡Pues lo dudo!, tu socio ni siquiera la mira.

R: Eso es por otra cosa.

AP: (¿?), ¿Y por qué cosa?

LQNP: HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora