Capítulo 14

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Gun se deshacía con las caricias de su marido. Los dedos de los pies se encogieron dentro de sus zapatos y un escalofrío le recorrió la columna, su cuerpo, sobre el que no tenía control, lo traicionaba.

Lo deseaba, echaba de menos su pasión, su ternura en el lecho. Levantó las manos para enredarlas en su negro pelo, Dios santo, se moría por sentir su cálida boca sobre la suya, por tocarlo, pero no debía permitir que ese hombre lo usara de nuevo, no podía mostrarse débil ante él, con gran esfuerzo las volvió a bajar dejándolas lacias a sus costados. Con decisión lo empujó, deteniendo sus abrasadoras caricias.

Off se quedó quieto al ver la frialdad de sus ojos, juraría por su vida que lo sintió temblar bajo sus manos un momento antes, que no era indiferente a su roce. Esperaba que después del largo tiempo pasado -se había alejado de él, no había vuelto a tocarlo, aunque le costó la vida misma más de un millón de veces, no ir a su habitación por las noches, no agarrarlo cuando paseaba solo por el bosque y tumbarlo en el suelo para hacerle el amor una y otra vez- el orgullo de Gun se habría aplacado, pero no, ahí estaba intacto. Deseaba a ese hombre con un ansia salvaje, ¡y por todos los diablos!, pensaba tenerlo.

-¿Recordáis que dijisteis que no me pondríais obstáculos? -dijo suavemente, acariciando su cuello con los nudillos.

-Lo recuerdo -replicó en voz baja tratando de no parecer afectado-, pero tengo deberes importantes que reclaman mi atención.

-Gun, no juguéis conmigo -enmarcó su rostro entre sus grandes manos-, sois mi esposo y os tendré cuando me plazca.

-Está bien señor -se mantuvo quieto sosteniéndole la mirada-, no os negaré mi cuerpo, subamos si es lo que deseáis.

Off le apresó el cuello con una mano sin llegar a apretar, la otra la estampó con violencia contra la pared, cerca de su cara, provocando que él cerrase los ojos por el sobresalto, los abrió al instante fijando su mirada en él. Off se perdió en aquellos ojos que lo quemaban. Trató de ver que reflejaban, orgullo, valentía y una profunda tristeza, un efímero sentimiento de culpabilidad hizo mella en él. Supo que era sincero, le entregaría su cuerpo, se tumbaría y se dejaría hacer, pero nada más, no lo tocaría, no lo besaría y no sería suyo.

Gun pensó que lo mataría cuando su mano se cerró sobre su cuello y se asustó al ver como dirigía su otra mano hacia su rostro, pero no lo llegó a tocar, oyó el golpe seco cuando se estrelló contra el muro, abrió los ojos lentamente, Off lo miraba de forma extraña, como si tratara de leer en su interior, sus iris estaban violáceos, los miró embelesado, destilaban deseo, ira, desilusión y desconcierto. Tragó saliva, Virgen Santa, cuanto deseaba a ese hombre, cuanto lo amaba y cuantas lágrimas derramaría por su culpa. Unos pasos que se acercaban a la carrera lo sacó de aquellos pensamientos.

-Señor, necesitamos su ayuda -la voz de Godji sonó angustiada.

Off soltó su cuello inmediatamente, pero continuó aprisionándolo con su cuerpo, no podía alejarse de él.

-¿Qué sucede? -preguntó intentado separarse de su esposo.

-Es urgente, venga conmigo, rápido -Godji retorcía el delantal con sus regordetas manos.

-Godji -dijo zafándose al fin de Off-, ¿qué sucedió?

-Oh señor, está muy grave -la mujer comenzó a llorar-, sólo vos podéis ayudarlo.

-Dios mío -Gun pensó lo peor-, ¿es Joss?, ¿le ha ocurrido algo?

-No -murmuró la sirvienta-, es el pequeño New, está muy enfermo.

-Llevadme con él, rápido -tomó las manos de la sirvienta-, necesitaré mis hierbas.

Partieron corriendo, Off se quedó inmóvil con la vista fija en ellos hasta que desaparecieron, la preocupación y la voz desgarrada de Gun al pensar que se trataba de Joss lo dejaron helado, el dolor que se reflejó en su rostro imaginando a su amigo herido o enfermo, fue un dolor genuino. Apretó los puños hasta que se clavó las uñas en las palmas, la ira ensombreció su rostro, maldijo en silencio y se encaminó tras su esposo.

El lobo -OffGun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora