Capítulo 18

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Caminó por el pasillo con las palabras de Joss rondándole en la cabeza, puede que no anduviera desencaminado y debiera hacer valer su posición, después de todo era el señor del castillo, el que debía ocupar la diestra de Off en la mesa, el que debía acompañarlo cuando recibía visitas... él y no Mook, era hora de desempeñar el papel que le pertenecía por derecho. Se disponía a abrir la puerta de sus aposentos, cuando un movimiento al fondo del largo corredor le llamó la atención, protegiéndose entre las penumbras fue hacia allí, las lágrimas acudieron a sus ojos al ver en el umbral del cuarto de su esposo, a la pareja que se besaban apasionadamente, Mook se aferraba a su cuello mientras que Off, con una sábana atada a su cintura, la apretaba contra él. Caminó con sigilo hacia atrás para evitar ser visto, apartó con saña las lágrimas de sus mejillas, llorar era una pérdida de tiempo, mataría aquel amor que crecía dentro de él, lo ahogaría hasta convertirlo en nada. Corrió y se encerró en su alcoba, no sufriría por un hombre que no merecía la pena, que no valía uno solo de sus desvelos. Todo ese amor lo transformaría en indiferencia, el dolor que ahora le atravesara las entrañas, con el correr del tiempo pasaría, rogó a los cielos que le dieran fuerzas para poder conseguirlo. Maldito fuera Off Jumpol por hacerlo sentir de aquel modo y maldito fuera él por haberse enamorado de un hombre como el Lobo.

Celos, recordó riéndose de Joss y de él mismo, sólo en una cosa acertó su amigo, tenía orgullo y dignidad y no consentiría nunca más que lo humillaran y pisotearan, no sin defenderse.

Off estaba sentado en la mesa principal, Mook a su derecha, bellísima como siempre, reía de algún comentario, miró hacia su izquierda antes de llevar la jarra de cerveza a sus labios, ni Joss ni Gun habían aparecido aún, deslizó los ojos por el salón, todos ocupaban sus lugares, conversando alegremente, a la espera de que sirvieran la cena, el resonar de unas pisadas lo hizo fijar la vista en Joss que entraba en ese momento, apenas lo miró cuando saludó y ocupó su lugar en la mesa, prefirió ignorarlo porque de lo contrario le arrancaría de un puñetazo la socarrona sonrisa que se dibujaba en sus labios. Las sirvientas aparecieron portando bandejas repletas con ricas viandas, los hombres y mujeres comenzaron a golpear con sus platos y jarras, deseosos de comer después de un largo y duro día de trabajo, Gun hizo su aparición en ese mismo instante, Off clavó los ojos en él, no podía dejar de mirarlo mientras avanzaba con la majestuosidad de un rey, deseó echárselo al hombro y llevarlo hasta su cama. Cuando llegó frente a la mesa hizo una leve reverencia y luego fijó su vista en Mook.

-Estáis ocupando mi lugar.

-Yo no... -titubeó Mook buscando el apoyo de Off.

-¡Gun! -gritó poniéndose en pie, derribando la silla-. ¿Qué diablos hacéis?

El bullicio del salón se apagó de golpe, todos estaban atentos a la escena que se desarrollaba ante ellos, olvidándose de la comida que rebosaba en sus platos.

-Reclamo mi puesto a vuestro lado, esposo -contestó fríamente.

-Vuestro sitio es este -exclamó señalando la silla vacía a su izquierda.

Gun le dio la espalda para dirigirse a los presentes que lo miraban totalmente desconcertados.

-Vos -señaló a uno de los hombres-. ¿Quién es el señor del castillo?

-Vos, señor -respondió sin dudar.

-Duncan -preguntó al herrero del clan-, ¿a quién debéis rendirle pleitesía después de a vuestro Laird?

-A vos, señor.

-Decidme, Mike -le mantuvo la mirada unos segundos-. ¿Quién es el esposo del Laird Off Jumpol?

-Vos -susurró.

-No os oigo -insistió él con las manos apoyadas en las caderas.

-Vos, señor -Gun no se dejó amedrentar por la rabia que destilaban sus ojos-. Vos sois el esposo del Laird.

El lobo -OffGun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora