Capítulo 29

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Gun fue al cuarto de Off con un plato de carne y una jarra de cerveza, más al llegar allí se lo encontró vacío, tras una infructuosa búsqueda y preguntar por él sin éxito, se dirigió a las cocinas, sólo podía estar en un lugar y a pesar de la posible reprimenda iría a su lado.

Tomó una hogaza de pan y un trozo de queso y los envolvió en un paño limpio, introduciéndolos en un zurrón junto con un odre de vino. Se encaminó a los establos y pidió que le ensillasen a Milo.

Cabalgó por el prado hasta el lindero del bosque, desmontó y ató al caballo en la rama de un árbol, observó la oscura e inmensa arboleda que se extendía ante él, respiró hondo y muerto de miedo se adentró en él, apartando ramas, sorteando troncos y pisando con cuidado para evitar la maraña de arbustos que se enredaban continuamente en sus piernas. Al llegar al claro lo vio sentado cerca del río con los codos apoyados en las flexionadas rodillas, dejando descansar la cabeza entre las manos, se acercó despacio temiendo importunarle. El leve crujir de una rama partirse bajo sus pies le hizo girarse.

-¿Qué hacéis aquí?

-Yo...

-Os dije que no vinierais solo -le recordó antes de volver a su postura original.

-Mi Laird -murmuró con dulzura alargando la mano para tocarlo, pero la dejó caer sin llegar a hacerlo-, os traje algo de comer.

-No tengo hambre -contestó sin moverse.

-Debéis alimentaros, lleváis todo el día sin probar bocado -se arrodilló junto a él y sacó el envoltorio del zurrón.

-Os agradezco la molestia -volteó la cara encontrándose con su apenada mirada-, no tengo apetito.

-Os dejaré solo -soltó el paquete sobre la hierba y se puso en pie.

-No, quedaos conmigo, por favor.

Gun fue a sentarse en el suelo, pero Off tiró de él acomodándolo sobre sus muslos, lo abrazó con fuerza, haciendo que descansara la cabeza sobre su hombro. Enredó los dedos en la brillante melena y aspiró el aroma a flores frescas que desprendía.

Cerró los ojos, por primera vez desde su llegada, Off lo necesitaba de verdad.

-Lamento tanto el dolor que os he causado -susurró sobre su pelo-, he sido tan necio, tan zoquete.

-No digáis eso.

-Es la verdad, fui tan ciego confiando en Mook, que incluso creí en sus palabras cuando os culpó de empujarla por las escaleras.

-La amabais -dijo con voz entrecortada.

-No -se detuvo, separándolo lo suficiente para mirarlo-, no la he amado nunca. Me sentí atraído por ella desde que la conocí, es cierto..., pero mi corazón jamás latió desbocado al verla pasear, ni me dolió verla hablar con otros, no me volví loco de celos cuando mi mejor amigo se acercaba a ella, mi sangre nunca hirvió en las venas deseando enterrarme en su cuerpo. Sólo vos me hicisteis sentir así, sólo vos sois capaz de despertar esos anhelos, Gun. Pero fui un majadero y seguí engañándome una vez y otra, provocándoos sufrimiento, castigándoos sin motivo.

-Off... -tragó saliva y contuvo las lágrimas- eso no importa ya.

-Si que importa, me comporté como un bastardo y me siento asqueado de mí mismo. Os amo Gun, creo que os amo desde que os aparté el velo y vi vuestro cabello, estabais tan hermoso y desde ese instante os habéis ido apoderando despacio, pero firmemente, de mi vida y de mi alma.

Gun deslizó suavemente la mano por su lacerada mejilla hacia la nuca, hundió los dedos en su espeso pelo y le atrajo para encontrar su boca. Suspiró contra aquellos labios, derritiéndose al entrar en contacto con su embriagadora lengua. Se apretó contra él transmitiéndole en silencio cuanto le amaba, con pesadumbre rompió el contacto, dejando descansar la cabeza en el hueco de su cuello.

El lobo -OffGun-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora