━V. Demasiado pura

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CAPÍTULO CINCO
DEMASIADO PURA.
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QUIZÁS MARIANA NO HABÍA PRESTADO MUCHA atención al tiempo; esa sería la única explicación de por qué ella y Cinco habían pasado casi dos horas y media en la pequeña cafetería divagando sobre sus vidas antes de conocerse

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QUIZÁS MARIANA NO HABÍA PRESTADO MUCHA atención al tiempo; esa sería la única explicación de por qué ella y Cinco habían pasado casi dos horas y media en la pequeña cafetería divagando sobre sus vidas antes de conocerse. Era peculiar para ella pensar todo lo que había cambiado en las últimas veinticuatro horas, considerando el hecho de que Spencer le había roto el corazón, se había enfrentado a un grupo de hombres armados y los había asesinado y conoció a un chico que leía su mente como un libro. No era su personalidad lo que había cambiado exactamente, era la forma en la que veía las cosas. Todo bajo una nueva luz, y era reconfortante y aterrador al mismo tiempo. No sabía nada de la vida que sus padres le habían prohibido vivir, y sin embargo, Mariana sentía que necesitaba explorar los límites y tener aventuras.

Y ahora mismo, mientras miraba al chico frente a ella, se sintió completamente despreocupada, hasta tenía ganas de pintar. No porque debía hacerlo, sino, porque quería. Quería pintar sus emociones para que cuando estuviera deprimida, pudiera mirar la pintura para sentir la misma tranquilidad que sentía con Cinco. Cerca de él, Mariana finalmente podía relajarse y ser ella misma, la chica que no necesitaba preocuparse por lo que harían los extraños a su alrededor si descubrían sus poderes.

Ahora estaban tan inmersos en la conversación que sentía como si hubiera conocido a Cinco de toda la vida. La forma en la que hablaba le resultó familiar y le dio una sensación de paz.

—Mi familia y yo hicimos muchas cosas cuando éramos jóvenes.—Número Cinco suspiró, girando la pajilla de su batido.—Todo era estable en ese entonces. Ahora todos estamos en diferentes lugares en nuestras vidas y no puedo pedirles que me ayuden con algo como esto.

Descubrir que el apocalipsis pasaba en siete días realmente había estropeado su mente. Pero, ¿quién no estaría así de mal? Siete días pasaban muy rápido y ella no quería creer que eso sucedería.

—Yo podría ayudar.—la chica sugirió, entrelazando sus dedos.—Si quieres que lo haga, claro. No podría hacer mucho, pero estoy segura de que estaría mejor con compañía.

Y por un instante, Cinco consideró su oferta. Necesitaba ayuda, mucha por parte de ella. Pero luego sus ojos se encontraron con los de Mariana y se dio cuenta de que no había manera en la que él arrastrara a una chica tan inocente y cariñosa a una situación de la que ella no sabía nada. Mariana era tan desinteresada que se lanzaba abiertamente al caos. Ella era demasiado pura para un mundo tan imprudente como este.

Mariana Carson merecía mucho más que la vida que le dieron.

—No podría pedirte que hagas eso, es demasiado, Mariana.—Cinco negó con la cabeza.—Además, estoy seguro de que a Klaus no le importará ensuciarse un poco las manos.

—Klaus es tu hermano, ¿verdad?—ella preguntó, dando un sorbo a su batido.

—Si.—asintió.—Creo que te llevarías bien con él. Quizás con Diego también, una vez que superes el hecho de que es un idiotas narcisista.

—Si son como tú, entonces son geniales.—Mariana le dio una sonrisa amable, antes de mirar a la camarera que se dirigió hacia ellos otra vez.

Número Cinco estaba demasiado absorto en sus palabras que no escuchó a la mujer hablarle. Sacudió su cabeza para salir del aturdimiento y la miró.—¿Qué?

—Estaba preguntando si habían terminado.—la mujer rió levemente, señalando su vaso vacío en la mesa. Fue entonces que se dio cuenta de que ya se había llevado el vaso de Mariana.

—Oh, si.—Cinco respondió con un leve sonrojo en sus mejillas.—Gracias. ¿La cuenta?

—La casa paga.—ella respondió con firmeza.—Vienes aquí todo el tiempo, es lo menos que puedo hacer.

La mesera desapareció sin decir otra palabra, lo que realmente no molestó a Cinco, ya que tenía otras cosas en las que concentrarse. El apocalipsis llegaría pronto, lo sabía y eventualmente tendría que hacer algo al respecto. El ojo de cristal que había encontrado prácticamente lo tenía loco, y le rogaba que encontrara respuestas que el mundo necesitaba desesperadamente. Este problema podría evitarse si él hiciera algo al respecto y necesitaba actuar rápido.

Mientras pensaba, Número Cinco no se dio cuenta de que había comenzado a frotarse inconscientemente el vendaje en su antebrazo.

—¿Qué pasó?—Mariana preguntó al notar la sangre roja filtrarse a través del vendaje.—¿Esos tipos te lastimaron anoche?

—Saqué un rastreador de mi brazo.—el chico contestó y bajó la manga de su uniforme para cubrir el vendaje.

—¿Un rastreador?—ella preguntó, enfocando sus ojos color miel sobre él.—¿Estás bien?

—Es una larga historia.—Cinco explicó.—Una que no necesitas saber.

De repente sintió que le había contado demasiadas cosas, o, que le había mentido sobre muchas cosas. Mariana ya había experimentado el horror del ataque contra él la noche anterior y eso ya era suficiente. Y ahora ella estaba aquí, y él se estaba abriendo frente a ella y quería desesperadamente que Mariana olvidara todo lo que acababa de decir. No necesitaba verse atrapada en el apocalipsis o sus asuntos pendientes como viajero del tiempo. Por la expresión de preocupación que ella mostró, el se estaba volviendo demasiado blanco y esa no era la persona que necesitaba ser.

De alguna manera, en cuestión de unas pocas horas, estaba comenzando a cambiarlo. Y él no necesitaba ser cambiado, Cinco necesitaba ser fuerte. Eso era lo que el mundo necesitaba. Pero Mariana Carson no necesitaba que él fuera un salvador, ni tampoco quería que lo fuera.

—Oh.—la chica titubeó y su expresión cambió.—Lo siento, no quise entrometerme.—ella dijo. Su preocupación se había vuelto demasiado profunda y era difícil contenerla.

Era tan amable que una sonrisa estaba casi siempre en su rostro, pero no ahora, y Cinco deseó no haber sido tan duro con ella. Solo tenía buenas intenciones, pero todo terminó de una manera diferente. Así que, en lugar de apegarse a sus pensamientos previos, decidió cambiar de opinión. Si el mundo estaba condenado a ser destruido en una semana, también podría aprovecharlo al máximo, y eso incluía ser honesto con su única amiga (aparte de Delores, por supuesto). Metió la mano en su bolsillo, y sacó el ojo envuelto en un paño.

—En realidad, puedes ayudar.—Cinco le dijo.—Tengo muchas cosas que hacer hoy, cosas raras que no podrías imaginar pero que necesitamos para salvar el mundo.

—Entonces...—Mariana se mordió el labio inferior para contener la sonrisa que amenazaba con salir.—¿Me estás pidiendo que vaya contigo?

—¿Eso significa que aceptarás?

—Por supuesto.—ella rió.—No me lo perdería por nada en el mundo.


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hurricane ━ five hargreeves. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora