━━ ⦗ hurricane! ⦘
❝ he vivido lo suficiente
para saber que un amor
como este solo se
encuentra una vez en la
vida. ❞
███████████ 𝙚𝙣 𝙙𝙤𝙣𝙙𝙚
la vida de mariana ha...
━━━━━━━━━━━━ CAPÍTULO NUEVE SIEMPRE ELEGIRÍA A MARIANA. ━━━━━━━━━━━━
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CUANDO LLEGARA LA MAÑANA SIGUIENTE, Mariana no tendría más remedio que volver a casa a su misma vida, la que se había vuelto aburrida y le hacía desear más de lo que tenía. Quizás Mariana se estaba volviendo ingrata, o quizás solo quería un poco más de libertad.... pero de cualquier manera, estaba a empezando a aceptar lo que tendría que hacer. Tendría que decirle la verdad a sus padres. Por la mañana, tendría que encontrar valor para admitir lo que le hizo a esos hombres y confesarle a Spencer sobre su viaje al centro comercial.
—Siento lo mismo que tú.—la voz de Mariana salió en un susurro y, de repente, su mirada se posó en el paisaje fuera de la ventana.—Pero también siento que me estoy alejando de la persona que siempre debí ser. Es algo que todavía no entiendo completamente, pero todavía siento que estoy haciendo algo mal.
—No has hecho nada malo, Mariana.—Cinco le aseguró.
—Maté personas. Tú y yo sabemos que ocurrió fácilmente, como un instinto. ¿Y si estoy mejor estando encerrada, lejos de aquí?—dijo, sintiendo que un peso caía sobre su pecho.—Soy peligrosa y mis padres me estaban protegiendo de eso. Ahora salgo a escondidas de ellos... ¿crees que soy capaz de causar destrucción?
Cinco no dudó en responder.—Si, Mariana. Eres capaz de provocar mucha destrucción, si te soy sincero. Pero eso no significa que lo vayas a hacer.
Tomando una respiración profunda, cerró los ojos.—¿Por qué no crees que soy un monstruo, Cinco Hargreeves?
Ahora estaba consciente del tiritar de sus labios y de las lágrimas que caía en sus ojos color miel. El corazón del chico cayó: un alma hermosa como la de Mariana Carson no merecía estar rota. No debería preocuparse por cosas como estas, ni debería tener que esconderse en su casa porque temía de sus poderes. La chica merecía mucho más de lo que tenía.
Y Cinco estaría condenado a vivir en el infierno si no le daba el mundo para compensarlo.
—Eres la persona más pura y cariñosa que he conocido en todos mis años de vida. Nadie se compara a ti.—el chico la rodeó con sus brazos y atrajo su pequeño cuerpo hacia su pecho.—No te atrevas a decir que eres un monstruo, Mariana. Eres un ángel.
—Gracias.—ella murmuró, relajándose.
Y demasiado pronto, el auto dejó de moverse, lo que obligó a los adolescentes a separarse.
Mariana frunció el ceño hacia Cinco después de bajar del auto, un poco confundida mientras miraba el estacionamiento vacío frente a ella y el letrero del edificio. Mientras el chico pagaba al taxista, ella comenzó a preguntarse por qué Cinco quería venir hasta acá. A esta hora, el sol se estaba ocultando y el cielo comenzaba a ponerse gris y pequeñas gotas de lluvia mojaban el suelo y un trueno se oía crepitar en la distancia.
