━XIV. ¿Cómo podía competir con eso?

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CAPÍTULO CATORCE
¿CÓMO PODÍA COMPETIR CON ESO?
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━━━━━━━━━━━━CAPÍTULO CATORCE¿CÓMO PODÍA COMPETIR CON ESO?━━━━━━━━━━━━

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CINCO HARGREEVES NO se abstuvo de sonreírle a Mariana Carson. Y si Mariana estaba siendo honesta consigo misma, estaba completamente aliviada de que Cinco hubiera leído la nota que dejó para él. Al transportarse a su habitación y no encontrarla ahí, Cinco se preocupó. Pero, ¿adónde podría haber ido? Sus padres eran estrictos, por lo que las posibilidades de que ella saliera de la casa sin su supervisión eran escasas. La única otra posibilidad era que estuviera con Spencer, pero después del incidente en el centro comercial, Cinco asumió que los dos no estaban en buenos términos.

Pero aquí estaba ahora y Spencer y Mariana estaban juntos una vez más; uno frente al otro y aparentemente compartiendo una bandeja de hojaldres. Sin embargo, los ojos de Mariana estaban llenos de lágrimas y su rostro estaba enrojecido. Spencer, sin embargo, parecía estar ileso, excepto por el odio que comenzó a brillar en sus ojos en el momento que Cinco apareció a la vista.

—Estás aquí.—Mariana habló en voz baja, poniéndose de pie con bastante rapidez mientras el chico se acercaba a ella.—Estoy tan contenta de que hayas venido.

Peter y Anastasia los miraron desde el mostrador por un breve segundo antes de girarse y fingir que no habían visto al chico Hargreeves entrar a la tienda. Peter le había prometido privacidad a su hija y se la daría.—Si las cosas se ponen difíciles, deberías intervenir.—Anastasia le dijo a su esposo, con una clara expresión de preocupación en su rostro.—Me preocupa que las cosas se salgan de control si esperamos mucho.

—¿Quién eres tú?—Spencer se levantó de la mesa para colocarse entre los dos. Su voz estaba llena de algo que Mariana no conocía: ira.—¿Y por qué estás aquí?

—Spencer.—la chica frunció el ceño.—Cálmate, ¿de acuerdo? Todo está bien, yo lo invité.

—Tú debes ser el encantador Spencer.—Cinco entrecerró los ojos hacia el chico.—Mariana me ha hablado mucho de ti.

—Bueno, eso es gracioso, considerando que esta es la primera vez que escucho algo sobre ti.—Spencer soltó una risa sin humor. Mariana nunca había escuchado tanto venero rodar de la lengua de Spencer, ni quería volver a escucharlo jamás. Ahora era una persona completamente diferente y no le gustaba.

—Spencer, detente.—Mariana advirtió, intentando alejar su cuerpo del suyo.—Estás siendo ridículo, solo déjame explicarte——

—No, Mariana.—Spencer la agarró de la muñeca, tirándola hacia adelante para atrapar su mirada.—Lo que es ridículo es que me estabas ridiculizando por no decirte de mis sentimientos, pero aquí estás, haciendo exactamente lo mismo. No puedo creerlo.

Las lágrimas de Mariana habían vuelto, debido a una mezcla de dolor físico y dolor emocional que Spencer provocaba en ella.—¡Basta, me estás lastimando!

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