━XXI. Adicción

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CAPÍTULO VEINTIUNO
ADICCIÓN.
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REGRESAR A LA ACADEMIA UMBRELLA CON los tres hermanos fue un gran logro para Mariana, considerando las cosas que había presenciado en la última media hora de exploración con la familia

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REGRESAR A LA ACADEMIA UMBRELLA CON los tres hermanos fue un gran logro para Mariana, considerando las cosas que había presenciado en la última media hora de exploración con la familia.

Mariana había entrado a la casa con sus manos agarrando firmemente su suéter. Algunas de las luces de las lámparas estaban desechas, ya no brillaban; en cambio, eran vidrios rotos sobre el piso de madera. La casa parecía haber sido completamente saqueada; las fotografías parecían haber sido arrancadas de las paredes y para colmo, un hombre yacía muerto en medio del piso del comedor.

—Bueno.—Cinco metió las manos en sus bolsillos mientras Mariana se tapaba la boca con horror.—No es exactamente lo que esperaba.

Mariana, que seguía inspeccionando la sangrienta escena, notó un parche de gasa blanca que cubría el ojo derecho del muerto, y también, varios cuchillos en su pecho y torso.

—Es el eufemismo del año.—Diego comentó.—Y no hay señales de Vanya.

Después de que Mariana examinaba los rasgos familiares de Harold Jenkins, se dio cuenta de algo: ese hombre estaba las fotografías de la casa de Spencer. O solía estarlo; hasta que el padre de Spencer ocultó esas fotografías.

Entonces, Harold Jenkins, el hombre muerto, ¿era el tío de Spencer? Era irónico; lo metieron a la cárcel por matar a su propio padre y después terminó de la misma manera que él. Pero, ¿cómo se sentirían Spencer y su padre al saber que ahora estaba muerto?

Mariana no le dijo ni una sola palabra a Cinco ni a sus hermanos en todo ese tiempo.—Vamos.—Diego había dicho.—Salgamos de aquí antes de que llegue la policía.

—En un minuto.—Cinco los detuvo, sacando la prótesis de si bolsillo. Se inclinó, descubrió la cuenca sin ojos de Harold y los comparó.—Mismo color y mismo tamaño de la pupila... chicos, es él. El ojo que encontré hace décadas... al fin encontró a su dueño.

—Tenemos al tipo que necesitábamos matar para detener el apocalipsis.—concluyó Diego.

—¡Hurra!—Klaus celebró con algo de sarcasmo.—Vámonos.

—No, no. Esperen. No puede ser tan fácil. Esta es la nota que recibí de la comisión que intercepté, la que dice: Proteger a Harold Jenkins, alias, Leonard Peabody. Pero... ¿Quién lo asesinó? ¿Quién hizo esto?

—Tengo una idea loca...—Klaus habló.—¿Por qué no buscamos a Vanya y le preguntamos qué pasó?

Pero Mariana no escuchó el resto de la conversación; antes de darse cuenta, Número Cinco había envuelto firmemente un brazo alrededor de la cintura de Mariana y los transportó a los dos de regreso a la Academia. Él le dio un suave beso en la frente antes de dejarla estupefacta sobre el sofá. Murmuró algo en voz baja y se transportó a otro lugar de la casa. Mientras él hacía eso, ella esperaba la llegada de los hermanos restantes.

hurricane ━ five hargreeves. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora