🥀 ; Capítulo 2

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Una risa resonó en la sala, era Ayato, que hilarante se mofaba claramente del cenizo.

— Dijo que lo siente.

Articuló entre carcajadas amargas, para finalizar rodando los ojos y clavarlas sobre el contrario, al que se le crispó la piel.

Está enojado

Quizá era demasiado obvio y el pensamiento se retrataba como algo absurdo, pero el vampiro aún no creía que el rencor fue así de grande. Saberlo era desalentador.

— Ocho años y solo vienes a decir un simple; lo siento. Sigues siendo un egoísta, aniki.

— Hermano...

Egoísta, ¿así es como me ven?

Dio unos pequeños y torpes pasos, no sabía cómo responder a ello. Pensaba que si era necesario golpearía su cabeza contra suelo, mas eso no parecía que aplacaría el desprecio acumulado.

— Quiero-

— ¡Estoy aquí!

Antes de que el tercer hijo pudiera decir algo, Karlheinz hizo su aparición al cruzar el lumbral de la puerta. Tenía los brazos alzados como si estuviera festejando, caminando sin prisa hasta la incómoda reunión.

(t/n) suspiró aliviado, haciendo una reverencia.

— Padre, bienvenido.

Saludó, agradecido de volver a ver a su padre en esa situación, sus bromas solían tranquilizarlo, realmente lo apreciaba.

— Mi pequeño niño, ¿por qué no viniste conmigo primero? ¡Eres tan injusto!

— Quería hablar con mis hermanos lo antes posible...

— Ya veo. Pero ellos parecen no querer conversar contigo, mejor quédate en la mansión conmigo para pasar tiempo padre e hijo.

— No diga eso, padre. Es normal que... sea difícil entablar plática, ha pasado tanto tiempo.

— Sí. Aunque tal vez se deba a que los términos en el que quedaron fueron fatales. ¡Ese día fue terrible, pensé que Akiyo me iba a matar!

— Hah. No, no estoy orgulloso de mis acciones, era solo un niño...

— ¡De igual forma, tus queridos hermanos hicieron algo deshonroso! Está bien que después de ello los hayas evitado.

El recuerdo emergió y los labios del vampiro temblaron.

— ¡Padre, por favor, no diga algo como eso!

— No te alteres demasiado, (t/n). Es solo recordar el antaño, ¿me equivoco, hijos míos?

La sonrisa ladina no paso desapercibido bajo las afiladas miradas.

— ¿Por qué está aquí? Estoy seguro que su retorno a Japón sería después de la mayoría de edad.

Reiji, el único capaz de mantener la compostura al hablar acerca del tema y su padre al mismo tiempo, preguntó con un tono notoriamente fastidiado.

— Oh... eso es verdad, pero (t/n) verdaderamente fue muy insistente estos últimos días~ —canturreaba, tomando por los hombros al muchacho de hebras cenizas.

— Hermano Reiji, ¿acaso no llegaron las cartas? —el desconcierto se hizo presente en su rostro—. Estoy seguro que fueron enviadas adecuadamente...

— ¿Cartas? No sé de qué-

— Oh, ¡deben estar hambrientos! ¿No deberíamos tener una cena familiar? Las vacaciones aún no terminan para ustedes los jóvenes. ¡Vamos, vamos, los sirvientes se encargarán!

Queridos Hermanos |Diabolik Lovers|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora