Crónica 4: El pasado puede doler pero el presente duele más.

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Después de la Boda se Macaria todo mundo desapareció varios días, excepto Perséfone y Ares, ella se hizo cargo del inframundo y Ares se fue a su casa en los campos Elíseos, trato de comunicarse con Artemisa pero ella parecía estar en algún tipo de retiro con Hestia y Atenea, o al menos eso le dijo Hermes, Ares estuvo aburrido varios días, hasta que se hartó y decidió ir a buscarla personalmente pero no la encontró, ella estaba haciendo lo mismo de siempre, desaparecer y creer que Ares estaba bien con eso.

Cuando Hades por fin volvió, preguntaba todas las mañanas si su hija había regresado, estaba visiblemente cansado y triste, Ares le dijo que podría abrirle un portal a donde estaba Macaria pero Hades nunca aceptó, pasaron unos dos años, luego cuatro, ocho, dieciséis y en ese tiempo solo Perséfone reinaba en el inframundo, Hades estaba tan deprimido que había preferido ir a cuidar de los Titanes al Tártaro, Ares se sentía tan culpable que había ido a buscar a Macaria Macaria pero para su sorpresa ella ya no estaba en el Castillo de él. Hasta que un día regreso al Inframundo, de la mano de Tánatos. Ares fue el encargado de ir a buscar a Hades.

Cuando vio a su hija él solo pensó en abrazarla y eso hizo.

—Creí que estarías molesto papá—dijo ella correspondiendo.

—Lo estuve, pero sabes lo horrible que es no verte y pensar que no te volvería a ver.

—Papá lo siento, Tánatos quería hacer las cosas bien, pero yo creí que te había decepcionado.

Ares miraba la escena y fue entonces cuando Perséfone apareció y abrazó a su pequeña familia, volteó a ver a Tánatos y este se unió. Fue entonces cuando Ares se armó de valor y fue a la mansión de Hestia.

—¡Ares! —dijo Hestia—no te veía desde Rea Silvia.

—De eso ya han pasado tantos años como estrellas—le respondió Ares cortante—¿dónde está Artemisa?

—No está aquí, supongo que esta con Apolo o en el bosque.

—Hermes me dijo que estaba aquí, ustedes hacen retiros ¿no es así?

—Si, pero en último fue hace 15 años. Escucha no sé qué te traes, pero es evidente que ella no quiere verte.

Ares la ignoró y fue a la casa de ella en el bosque, la espero en los escalones hasta que ella apareció con dos conejos en la mano y su arco y flechas.

—¿Me puedes decir porque me evitas?

Ella pasó de largo y entró a su casa, no quería hablar con Ares.

—Vete por favor.

—No pienso irme, he sido paciente contigo, pero siempre haces lo mismo y yo ya me cansé.

—¿Yo? Tu estas casado con Macaria.

—¿Qué? Eso no es verdad, una vez más sacas tus propias conclusiones.

—Yo los vi, en aquella tienda, ella se estaba probando vestidos.

—¿Y no pudiste preguntar? —Ares tomo la mano de Artemisa—Yo no estoy casado con Macaria

Él busco en su collar algo que siempre traía consigo, desde que Artemisa lo había rescatado.

Un anillo.

Ares se puso de rodillas.

—¿Qué haces? No, no, no—Artemisa lo miró a los ojos.

—¿Por qué no? Cásate conmigo, sé mi esposa.

—Ares tu y yo nos mataríamos, después nos mataría nuestra familia.

—Artemisa....

—En caso de que no nos maten, no sabemos qué puede pasar si rompo mis votos...

Las Crónicas de AresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora