Capítulo 36 (Final)

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Narra Emma

El silencio que había en la iglesia solo era interrumpido por los sollozos de mis familiares y amigos de mi madre.  Mi mirada se dirigió a mi abuela con la que no había hablado desde hace años vestida de negro y llorando frente al ataúd. Ella notó mi mirada, pero dejó de verme al instante.

Todos creían que era la culpable de la muerte de mi madre, y no les podía decir lo contrario. Tal vez si hubiera sido mejor hija o si le hubiera hecho caso a mis padres y me hubiera convertido en su marioneta ella seguiría viva. Pero no podía pasar el resto de mi vida pensando en un "y si hubiera..." prefería quedarme con los buenos recuerdos, los bonitos y últimos recuerdos que tengo de ella. Sacrificó su vida por mí y dijo que a pesar de todos sus errores, ella me amaba. Prefiero mil veces recordar eso que todos esos años de gritos y peleas. 

Aquí estaba yo usando un vestido negro y con Niall como apoyo a mi lado, le tuve que pedir al resto de los chicos no venir, pues sabía que las miradas de disgusto de mi familia se harían más grandes y no estaba de humor para soportar eso. Veía a todos a mi alrededor llorando, pero yo no podía. Parecía que no tenía sentimientos, que era una piedra, pero la realidad era que estaba guardando todos esos sentimientos para expresarlos una vez que estuviera sola.

Nunca me ha gustado llorar frente a nadie, eso solo era signo de debilidad.

Había llorado antes, en la casa de Meghan al ver como se llevaban a mi mamá casi inconsciente a  la ambulancia, y en el hospital donde hizo lo que pudo para aferrarse a la vida, pero al final la bala dio muy profundo haciendo que muriera desangrada. 

Escuchar el pitido del electrocardiógrafo cuando su corazón dejó de latir era una de las cosas que nunca olvidaré ni aunque pasen mil años, pero de todas maneras debíamos lidiar con el dolor, vivir con él porque yo sabía que no iba a ser la última vez que la vida me traería desgracias como estas.

Él único lado bueno de las cosas era que al menos podía asegurar que esas tragedias no pasarían hasta en un buen tiempo. 

Ana estaba muerta y mi padre en la cárcel. Yo personalmente me encargué de que no saliera de ahí nunca, les conté de todo a los oficiales incluido como fue que mandó a Ana a secuestrarme y torturarme, como maltrataba física y psicólogicamente a mi madre, como secuestró a Niall e hizo un intento de asesinato.

- ¿Quieres pasar ya al frente? - preguntó Niall tomando mi mano, asentí juntando fuerzas al momento que me levanté de mi asiento y tenía todas las miradas en mí a medida que avanzaba al ataúd donde yacía el cuerpo de mi madre y le daba un último adiós.

Acaricie la madera como si a través de eso ella podía sentirme, suspiré tratando de evitar que un sollozo saliera.

- Te quiero mamá - susurré en voz baja, me quedé unos minutos frente al ataúd tratando de recordar algunos momentos buenos con ella y aunque eran pocos, siempre estarían en mi memoria.

Caminé de vuelta a mi asiento con Niall aún tomando mi mano dispuesta a quedar un hora o más escuchando la misa, de alguna manera quería quedarme aquí y así sentir que estaba con ella, pero sabía que no era así y además en este lugar nunca sería feliz, nunca podría ser quién soy en realidad, hace tiempo planeé viajar a Londres para iniciar de nuevo y puede que no funcionara la primera, pero nadie habló nada de una segunda oportunidad.

Hoy me iría, no podía soportar estar aquí con una familia (si se le puede llamar así a parientes lejanos que pocas veces he visto) que sigue sin aceptarme y además, ya tuve demasiados malos recuerdos. 

Esta era la misma iglesia donde estaba Meghan de modo que aprovecharía la oportunidad para despedirme de ella antes de irme.

Una vez terminada la misa, le pedí a Niall que me esperara en el auto mientras avanzaba hacia la cripta donde estaban las cenizas de Meghan, nunca pensé que volvería a estar al frente de ella, pero ya no era la misma chica que hace unos meses estaba destruida y con rencor mirando donde estaban los restos de su amiga, no, ahora era diferente, no estaba destruida, pues hubo quienes me ayudaron a levantar y no caer en la depresión, no tenía rencor porque se había hecho justicia al final.

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