Capítulo 14

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Mis ganas de llamar al gimnasio y decir que estoy enferma me están matando. Pero sabia que cuando el se enterase sabría a la primera de la verdad. Porque aunque hubiese pasado un día desde la noche que me dejo en casa estoy segurísima de que no se le ha olvidado.

Solté el teléfono inalámbrico en la mesa de la cocina y lleve la taza de café vacía al fregadero. No me quiero imaginar como va a ser nuestro encuentro y sobre todo porque lo que se me venia a la cabeza no era muy agradable que se diga.

Con un suspiro de resignación me dirigí al garaje mientras agarraba las llaves.

Cuando llegue solo estaba Pablo en la recepción. Sentía raro que el gimnasio estuviese tan silencioso, me he acostumbrado al barullo que suele haber, pero por suerte eso se acabaría en unos minutos. Me encerré en mi despacho con el impulso de encerrarme con llave. Pero hasta yo sabría que eso seria de cobardes, al igual que lo de la llamada. Así que decidí distraerme con el montón de cartas que había sobre mi escritorio. Pero como todavía notaba todo muy silencioso a pesar de que ya se empezaba a oír ruidos desde el gimnasio, decidí poner algo de música. Comenzó a sonar "Occean Avenue" de Yellowcard. La mayoría de cartas eran facturas y cosas por el estilo, así que no tarde mucho en terminar. Estaba por guardar las facturas en el archivador cuando la puerta se abrió. Mi cuerpo se petrifico

-¡Tenemos un problema! -dijo Nick. No me di cuenta de que había dejado de respirar hasta que tome una bocanada grande de aire y mi cuerpo se relajo. - Y por lo que veo tu también tienes uno... O mejor dicho, otro.

-¿¡Eh!?- dije todavía atontada por el alivio.

-Cuando he abierto la puerta te has puesto tan tensa...

-¿Cual es el problema? - le interrumpí.

-Hay dos pivones en el gimnasio y ya sabes como odian los chicos eso, aunque ahora están babeando por ellas - aclaro.

-Ahora voy, aunque no entiendo ese tabú de las mujeres en los gimnasios de boxeo, yo estoy aquí y no ha pasado nada...

-Lo que tu digas, jefa- dijo mientras salir del despacho y yo le seguía.

Las dos mujeres me daban la espalda, pero eso no importaba porque yo las reconocería en cualquier lugar y momento. Ambas de la misma estatura pero una con el cabello rubio blanquecino recogido en una coleta y la otra con el pelo ondulado moreno suelto hasta la parte baja de la espalda y con muchas más curvas que la rubia. Sin duda reconocería a Georgie y a Kelly en cualquier lugar.

-No veníais la próxima semana? - las pregunte sorprendiéndolas.

-¡ANNAA! - gritaron ambas a la vez mientras se abalanzaban para hacerme un abrazo sándwich, de esos que te dejan sin aliento.

Cuando me soltaron, fue la segunda vez en lo poco de mañana que tenia que volver a comer aire para respirar. También me di cuenta como nos miraban todos, así que preferí seguir con nuestro reencuentro en mi oficina.

-Anda -reí. - acompañadme y así les dejamos tranquilos.

Empezamos a caminar cuando Georgie no se pudo resistir tener la boca callada.

-¿Como sobrevives entre tanta testosterona y cuerpos macizos sudados? - y por supuesto lo dijo sin bajar la voz y cualquiera que estuviese cerca la ha podido escuchar.

-¡Georgina! - intente recriminarle, pero en fin, eso es lo que más me gustaba de ella, que no se callaba nada, iba con la verdad por delante.

Entramos en el despacho conteniendo la risa, pero al cerrar la puerta nos deshicimos en carcajadas.

-Ahora si - dije cuando conseguí dejar de reírme - ¿Como es que habéis venido hoy?

-Íbamos a venir hoy si o si, pero te hicimos creer que no para que fuese una sorpresa - dijo Kelly sonriendo.

-Pues lo habéis conseguido. Por cierto, ¿Y vuestras maletas?

-Tu padre nos recogió y nos acerco las maletas a tu casa - aclaro Georgie.

-Que por cierto, se le ve muy relajado - comento Kelly.

-No he tenido muchas ocasiones para hablar con el, el gimnasio da más que hacer de lo que pensaba y..

-¿Seguro que no es un hombre el que te ocupa el tiempo? - pregunto la rubia.

-Yo también lo creo - sentencio Kelly- Y si es uno de los que he visto allá afuera, chica, te voy a envidiar - rió.

-Os tengo mucho que contar - dije rápidamente.

-¿Y a que esperabas? - dijo Kelly cruzando los brazos sobre su voluptuoso cuerpo.

-A contárnoslo en persona. Es que es...

-No digas nada, la noticia se merece una buena pizza del Ricardo's y unas cuantas botellas de vino - interrumpió Georgie.

-¡Yo me encargo del vino! ¡Tu de la pizza! Y tu ya has puesto la casa así que nada - dijo señalándome- Por cierto, es pero que ya este ordenada...

Ups. Si hubiese sabido que venían hoy ya habría terminado de desembalar aunque no quedan muchas cajas. Solo algunas por cada habitación, por lo menos ya están todos los muebles y cada una tendría donde dormir.

-Casi... pero pensaba que todavía tendría otros siete días, así que nada de reproches - le amenace con el dedo.

La mañana paso sin más incidentes y nos pusimos al día en casi todo. Georgie nos contó que tendría un nuevo ayudante de cocina y eso ya es raro, porque para trabajar para ella, una de las mejores chef de su estado, era como tocar el cielo. Eso si, la traía de cabeza, pero no solo por ser nuevo, sino que debe ser un bombón en camisa de cocinero; y por lo que nos contó muy curtido en echar fichas por doquier. Por otra parte, Kelly estaba contenta con su trabajo de relaciones publicas de los jugadores de fútbol americano profesional.

............

Llego la noche y nos pillo a las tres tiradas en la alfombra del salón en camisones con diferentes personajes animados en ellos, copa en la mano, unas cajas de las mejores pizzas que he conocido desperdigadas por el suelo y una botella casi vacía de vino ya olvidada. Todo igual que cuando estábamos en la universidad y no nos apetecía pasar horas como unas sardinas en lata en medio de una discoteca con olor a tigre. En fin, hay costumbres que nunca se olvidan.

-¿En serio te fuiste? - dijo la morena incrédula.

-Ya eres tonta, un hombre así para ti sola y le dejas con el calenton...- dijo la rubia.

-¿¡Me habéis escuchado!? Porque yo creo que no - dije suspirando - No es que no me hubiese encantado pero... Estábamos en el coche y...

-¡Ja! como si a ti eso te lo hubiera impedido alguna vez - me interrumpió Kelly.

-Eso solo paso con Ben- dije riéndome - y la verdad que no fue para tanto...

-¿El polvo o el coche?- rió Georgie- Porque si no recuerdo era un señor coche...

-¡Dímelo tu! - reí- Que yo recuerde en el mismo coche te acostaste con su hermano mayor... - la recordé.

-Que gran coche... - suspiro.

-Aquí la única que no se acoso en ese coche soy yo, par de depravadas - acuso la rubia...

-Eh, que te te tiraste a Skandar en l...

-¡Calla, calla! - interrumpió la aludida - Ni me lo recuerdes, eso es algo para el olvido - dijo fingiendo un escalofrió a lo que las tres reímos.

¡Dios, como las echaba de menos!

- Volviendo al tema, ¿Que piensas hacer?

-No lo se. - dije mientras abría otra botella de vino tinto y rellenaba las copas -, por una parte me gustaría salir corriendo y evitar todo. Por otra le arrancaría la ropa con los dientes - suspire.

-Arrancar la ropa me parece más divertido que salir huyendo, piénsalo - dijo Georgie.

-¿Y si dejas que pase lo que tenga que pasar? Ya sabes, hay que besar muchos sapos para encontrar al perfecto.

-Y lo que no es besar - dijo la morena levantando la copa como un brindis.

-A ver que pasa cuando nos veamos - dije -. Porque la ultima vez se fue hecho una pesadilla...

Eres Mía Pequeña (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora