capítulo 1

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Liv veía desde lo lejos y acompañada por Ebbe y su manada como entrenaban los curas. Sus movimientos también eran muy precisos, calculados y el baile de sus pies, eran rápidos.
Se quedaba con cada detalle sin importancia, quería saberlo todo de ellos, como actuaban, como se movían, que órdenes tenían, todo.

— son buenos

Hizo mueca — por desgracia si

— y son demasiados.

Liv suspiraba con impaciencia.
— espero que Gyda y mi tío estén haciendo lo que les dije.

— hay muchos clanes que no quieren aliarse, no quieren problemas y se esconden más de lo que ya estaban antes. — pausó brevemente — desde que Harold derrotó a Harald Hadrada, las cosas fueron a peor para nosotros, y muchos se apartaron y fueron a distintos lugares.

— ¿ creés que se han marchado de la zona? — preguntaba sin dejar de mirar a los curas.

— seguramente, es posible, no sabría que decirte con exactitud, pero está claro que muchos se marcharon, ahora el lugar, no lo sé. Puede que algunos estén en Francia.

Suspiró — dicen que hay muchos que decidieron ser cristianos, ¿ es cierto?

— de cara a ellos si, en casa, ya es otra historia. Supongo que sería para no ser asesinados.

Hizo otra mueca con mala cara.
— puede que ellos ansíen aún la libertad.

La miró con ceño fruncido — ¿ creés que aceptarían?

— no lo sé — se encogía de hombros al decirlo — pero todo es probar, ¿ no?

— supongo.

Siguieron observando a los curas hasta que decidieron que ya era hora del descanso.
Liv sonrió y se levantó del suelo junto a Ebbe que la imitó y echaron a andae hacia las puertas principales del castillo.

El hombre gordo que semanas antes los había conducido hasta el rey, les detuvo el paso — ¿ ha dónde vais?

Liv se giró sobre sus talones — ¿ y tú eres?

Carraspeó la garganta — dirijo y observo todo lo relacionado que ocurra en el castillo

— pues para ser tan observador, te ha faltado darte cuenta que tienes a uno de mis cachorros lamiendo tu bota.

El hombre parpadeó y agachó la cabeza lentamente hacia el suelo. Vió efectivamente a uno de los lobos lamiendo su bota y se apartó en el acto.

— n_no po_podéis salir del castillo — tartamudeó.

Liv sonrió petulante y se acercó a él
—¿ tú me vas a prohibir a mi que hacer? 

— son órdenes del rey Harold

— por mi como si son órdenes de tu maldito dios de pacotilla — se dio media vuelta y volvió a andar hacia Ebbe y ambos se encaminaron hacia la puerta.

— ¡ no_no los dejen salir! — gritó a los guardias.

Estos, envainaron sus espadas y se colocaban delante de Liv y Ebbe junto los vargrs para acorralarlos y que no salieran.
Los gruñidos de los lobos, los hicieron brincar del susto mientras que Liv se acuclillaba y los acariciaba.

— tranquilos mis cachorros, aún no son para comer.

— n_no podéis salir — le repetía el hombre

Liv rodaba los ojos al mismo tiempo que se ponía en pié de nuevo, soltó aire nasalmente — ¿ y me lo vas a impedir tú? ¿ o ellos?

El hombre tragó saliva — ellos — los miró — no les dejéis salir nunca del castillo.

LA ERA VIKINGA ( cuarta temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora