capítulo 16

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Liv era guiada por el pasillo oscuro de dentro la cueva en donde tenían los calabozos por Gyda y el resto de sus chicas, totalmente en silencio, se le podía apreciar en el rostro el enfado y la ira que portaba.
Ha los vargrs, los había dejado en el poblado para que fueran mimados por todos mientras estaban siendo las presentaciones de los nuevos en el clan.
Se la veía con cansancio bajo sus ojos, las ojeras hacían mella en ellos, ya que durante todo el tiempo de viaje desde que tuvo lugar lo ocurrido con Rune, apenas podía dormir. Necesitaba primero ver a esos malnacidos antes de ir con su hijo.

Gyda giró un poco la cabeza para verla — ahora tranquila.

— estoy muy tranquila.

Contestaba mientras todas hacían un levantamiento de ceja no creyéndose para nada sus palabras.
Por sus mentes, solo daba lugar a cabida que los iba a torturar de tal manera que hubieran deseado haber sido asesinados mucho antes o morir directamente por voluntad propia.

Llegaban justo en la zona en donde ya estaban los calabozos. Todos estaban vacíos menos uno, en donde estaban esos tres hombres y Ronald, que estaban siendo observados por los vigilantes los cuales iban siendo rotados en horas para no pasarse todo el día y toda la noche ahí.
Ambos giraron levemente sus cabezas hacia las rejas de hierro en donde la contemplaron con sonrisa ladeada.
Sintieron alivio al verla, estaba bien, algo más delgada y con el rostro un poco pálido, como si no hubiera descansado, como si no la hubieran dejado descansar, y eso ahora los cabreaba más de lo que ya podían estarlo. Pero por otro lado, estaban deseando verla como los torturaba, estaban ansiosos por ese momento y por ello sus sonrisas, eran mucho más amplias y con picardía maligna.

Brenda abría la puerta y dejaba pasar a Liv mientras ella daba un rápido vistazo a sus dos hombres que esperaban con impaciencia aunque fuera un simple saludo con su cabeza.
Así ella lo hizo, asentía brevemente para ambos y los vió relajar sus hombros.
Volvió la vista a los encadenados...
El silencio estaba presente y por ello, solo se pudo escuchar los pasos lentos de ella hacia ellos.
Empezó con el que tenía más cerca mientras los cuatro la miraban aterrorizados y ella solo lo miraba a él.
Con sus dedos, acarició levemente su torso desnudo para luego dar un par de pasos más hacia el otro.
Hizo el mismo procedimiento con él y luego el tercero, todo eso con un silencio sepulcral, que erizaba la piel a todos los presentes hasta que daba un par de pasos más y se colocaba frente a Ronald.

Suspiró y por ello, Ronald no aguantó más y habló con voz quebrada.

— lo_lo siento, lo_lo siento.

Liv no decía nada, se limitó a escuchar esa queja y súplica con detenimiento. Estaba claro que estaba más que aterrorizado, no podía describirlo con palabras, era algo que se le escapa ese terror que veía en sus ojos, curiosamente había aguantado igual que los otros tres esos días de golpes extremos que aunque fueron dados de ostias por todos los del poblado incluidos los niños y niñas, ellos aguantaban porque así debía ser.
No tenían permiso para morir, no si ella no lo ordenaba. Hasta ese punto había llegado sus entrenamientos extremos con ellos, era algo automático en sus mentes, por ello, no llegaba a entender como sabiendo lo que ocurriría, o bueno, en realidad, no tenían idea, pero por sus cabezas podían imaginárselo, habían echo esa idiotez.

Asintió ahora por su lamento y miró hacia el techo brevemente. Volvía a coger aire despacio y lo soltaba por la nariz, estaba agotada, tenía sueño y hambre, pero sobretodo, lo que más ganas tenía, era de ir a ver como estaba su hijo. Apretó la mandíbula y volvía a suspirar mientras hacía mueca.

— no lo sentiste mucho cuando ibas contra él a traición .

Los tres hombres tragaron saliva mientras que Ronald la miraba con el único ojo bueno que no tenía muy hinchado.

LA ERA VIKINGA ( cuarta temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora