10. El camino correcto

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Después de una semana tensa por razones variadas por fin era un nuevo día en la escuela, Colt estaba poniendo atención a sus clases como de costumbre cuando una voz conocida irrumpió su concentración.

- ¡Pst! ¡Colt! - Susurró de manera audible el pelinegro.
- ¿Que pasa Bull? - Susurró de vuelta el pelirrojo.
- ¿Copiaste lo último?
- Por supuesto, toma - El pelirrojo le entregó su cuaderno al más grande.
- Gracias, me has salvado - Rápidamente empezó a transcribir el texto que necesitaba y justo cuando pensaba en entregarlo pudó notar un dibujo medio borrado de un corazón con una letra B en medio, el grandullón se pusó rojo al verlo y decidió entregar el cuaderno a su propietario - Gracias por los apuntes.
- De nada, cuando quieras - El pequeño le dedicó una sonrisa sincera.
- Bull vió de reojo al pelirrojo y no pudo evitar ponerse aún más colorado.

Las clases por fin concluyeron y todos fueron a su respectivo club aunque el único que no tenía uno era Colt así que estaba optando por ir al club de béisbol para apoyar a Bibi pero un grandullón lo detuvo y lo convenció de ir al club de puntería a lo cual no dudó dos veces en decir que sí.

El pelirrojo se quedaba sentado en una esquina viendo como Bull acertaba a los blancos con una escopeta que estaban cargados de balines de pintura, ciertamente tenía un talento innato para dar al blanco y esto le impresionaba. Una vez que terminó el pequeño le pidió a Bull que le enseñará a dar en el blanco, ciertamente el grandullón se sonrojó un poco ante la petición pero con gusto aceptó.

Lo posicionó de tal forma que pudiera ver por la mirilla y le explicó la forma de agarre pero ciertamente el pequeño pelirrojo no podía entender cómo acomodarse sin que el arma le cansará los brazos, Bull decidió cambiar su pesada escopeta por dos revolvers, uno para el y el otro para el pequeño. Le explicó lo básico para apuntar, también para posicionar correctamente el arma y evitar que está saliera volando debido a un mal agarre. Mientras Bull sostenía las manos de Colt, el pelirrojo podía sentir un calor en sus mejillas, sentía un gran cambió en los papeles, finalmente dejó de pensar en ello y se concentró en el blanco, cuando Bull soltó sus manos y dijo "fuego", el pequeño reaccionó y disparó.

El proyectil pegó directo en el corazón del blanco, con un giro rápido y un soplido al arma, Colt le dio una mirada de orgullo al grandote que estaba tratando de disimular su sonrojo y sorpresa ante tal precisión. El rato pasó y ambos trataban de mostrar sus habilidades el uno al otro y Bull no paraba de ver cuan perfecto podía ser Colt (ante sus ojos).

Los chicos caminaban en dirección hacia los dormitorios mientras discutían sobre cómo Colt era tan bueno con la puntería.

- Aún no entiendo cómo pudiste acertar todo, me llevó un tiempo poder mejorar mi puntería y para ti parece un juego de niños -Bull refunfuñaba.

- Vivo en un pueblo donde casi no hay tecnología, solía practicar con latas de gaseosa y rocas, generalmente usaba mis manos o una resortera para derribarlas, era lo que más me entretenía así que utilizar esos revólveres no era muy complicado, sin embargo la escopeta que llevabas... Es todo un reto para mí.

- Entiendo... Cara bonita, buen tirador y casanova ¿Acaso también eres superhéroe? - Dijo con sarcasmo.

- ¿Cómo es que un civil me ha descubierto? - Colt siguió con el juego - O quizá no eres un civil ¿Me equivoco, Doctor Bullstein?

- ¡Ah! Entonces me has descubierto SuperColt, así es... ¡Soy yo! El Doctor Bullstein y vine a matarte (con afecto).

- ¡Jajaja! Me alegra que lo seas tan estirado como los personas "Normales".

- Lo normal es... Aburrido, además contigo puedo ser yo mismo, nadie me dió la oportunidad antes -El grandullón se sonrojó un poco.

- ¿Nadie? - Colt miró con curiosidad al grandote- ¿Enserio? Digo, pareces un tipo rudo a una distancia considerable pero... De cerca te ves como un gran oso de peluche con tupé.

La otra cara de la monedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora