Capítulo 6 - El Primer

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Aunque los días amanecían cada vez más fríos en Kattegat, anunciando la inminente llegada del invierno, la ciudad estaba más llena y viva que nunca

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Aunque los días amanecían cada vez más fríos en Kattegat, anunciando la inminente llegada del invierno, la ciudad estaba más llena y viva que nunca. Los caminos, atestados de comerciantes, vikingos y esclavos, no dejaban un solo hueco a los niños que, en los días normales, correteaban y jugaban por ellos. Los invitados al Gran Ejército eran más de los que nadie hubiera podido imaginar jamás y estos, a su vez, habían atraído a más comerciantes aún si eso era posible.

Kattegat precisamente, a los largo de las últimas décadas, se había convertido en uno de los puntos más concurridos de la península escandinava y, sin embargo, en aquel momento cualquiera podría haber pensado que todas las familias vikingas se habían reunido allí.

Cuando el primer drakkar de los Ulli comenzó a sortear aquel vasto campo de barcos la gente ya se había percatado de su presencia y se había formado un creciente tumulto alrededor del puerto. Algunos observaban el emblema del oso realmente confundidos mientras otros, los que recordaban las historias que sus padres les contaron alguna vez, plagaban el lugar de murmullos de alerta y sospecha.

Ivar había sido de los primeros en llegar, arrastrándose con urgencia entre el gentío, y, sentado desde una de las pasarelas mantenía la atención fija en los drakkars, que, con lentitud, se acercaban cada vez más. El joven tamborileaba con los dedos, con el ansia de un niño, mientras sus piernas colgaban de la construcción y los ojos le hacían chiribitas.

Bjorn no tardó en llegar junto a él, aunque con una expresión mucho más fría. Observó a su hermano, que parecía estar a punto de echarse a reír de alegría y luego a el emblema de sus nuevos visitantes: la cabeza de un oso sobre un lienzo rojo sangre. Por más que lo intentó no supo averiguar la identidad de aquel clan, aunque Ivar parecía saberlo perfectamente.

-Ivar...- murmuró en busca de alguna respuesta.

Él, aún con una ilusionada sonrisa, siempre teñida de aquel característico y macabro matiz que poseía y tanto hacía desconfiar a Bjorn, le dirigió una rápida mirada por encima del hombro, más como un acto reflejo que como un saludo y mucho menos que una explicación.

Piel de Hierro escuchaba los murmullos consternados de toda la gente que se había reunido en el puerto. No eran los ánimos con los que habían recibido a los demás clanes, no. En aquel momento algunos parecían gravemente preocupados, como si el adivino les hubiera revelado un mal presagio.

La postura de Ivar y el cuchicheo hicieron al vikingo removerse en su sitio mientras un sentimiento de alerta se expandía por su cuerpo. Su hermano era peligroso, no podía esperarse nada bueno de él, lo sabía desde hacía tiempo. ¿Qué había hecho?

-Ivar, ¿quiénes son nuestros visitantes?- preguntó tras unos segundos, con menos paciencia de la que le hubiera gustado demostrar.

Su hermano volvió a dedicarle una mirada, aunque esta más prolongada y pesada. Sus ojos brillaban tan descaradamente que, por un momento, Bjorn se preocupó realmente. Las sospechas se creaban y desarrollaban en su mente sin parar.

Níðhöggr  » Ubbe RagnarssonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora