Se dice que en el centro del mundo tenebroso, allí donde las raíces más profundas del árbol de la vida beben agua de la fuente Hvergelmir, habita un dragón. Los vikingos lo llamaban Nidhogg y era una auténtica bestia. Mordisqueaba las raíces del árb...
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-Hace ya incontables inviernos que vi embarcar a mi padre por primera vez. Yo no lo sabía, mi madre no lo sabía, ningún vikingo lo hacía, pero aquel no iba a ser su último viaje, ni su mayor aventura, sin embargo él... él podía verlo.
"Algunos de vosotros quizás no lo llegasteis a conocer y lo recordaréis por la leyenda en la que se convirtió, pero muchos le vimos empezar su largo camino, ascender y ascender, conquistar, descubrir, ganar y perder... hasta convertirse en la figura a la que nuestro pueblo rememorará.
Mi padre fue muchas cosas, un campesino sobre todas ellas. Falló, incontables veces, los dioses no se lo pusieron fácil pese a lo que se pueda decir y erró, decepcionó y calló. Aún así, después de todos sus peros ha conseguido que hoy se reúna el mayor ejército que se haya visto jamás en la historia para hacer justicia a su recuerdo.
¡Hoy vengaremos al mejor hombre de nuestro tiempo, quién nos dio a conocer y a respetar! ¡Quien nos abrió las puertas al mundo! ¡Hoy lucharemos en su honor, para agradecerle, para seguir su legado, para demostrarle a estos cristianos la auténtica ira de los dioses!"
Las palabras de Bjorn calaron en la multitud como un gran temblor de bramidos. Los vikingos aporrearon sus escudos y hachas en respuesta, pero el ambiente fue frío y silencioso a la vez. Aquello era una celebración y un funeral simultáneamente. El funeral del mayor hombre que había pisado la tierra.
Nid alargó su mano hasta que sus dedos alcanzaron los de Remsh. Su hermano la acogió, sin dirigirse miradas ni palabras, tan solo aquel pequeño gesto de apoyo mientras sus mentes corrían en direcciones tan contradictorias.
De entre todas las personas Remsh era la única con la que se sentía cómoda frente al duelo. Primero había sido su padre y luego su mentor. Habían compartido todo lo importante en aquella vida. Se comprendían de una manera más íntima de lo normal y aquello hacía que no se sintiera sola. Aunque quizás aquella fuera una de las primeras veces en las que él no era capaz de apartarla del sufrimiento. Al contrario, Remsh había permitido que se dirigiera al epicentro de todo el dolor que la muerte de Ragnar había dejado.
Se le hundía el corazón cuando escuchaba las palabras de Bjorn y reconocía el doloroso orgullo y admiración que aquel hombre sentía por su padre. Recordaba todo lo que él le había confesado la anterior a partir, un breve resumen de una vida entera, de una familia a la cual le habían pasado demasiadas cosas. Lo vio aquella noche y lo seguía viendo ahora: un hombre dividido entre aspirar a ser su padre o seguir su propio instinto.
Ella misma pensaba en Ragnar como un modelo a seguir. Había sido su mentor, la llave ante los descomunales muros de Üll. Y se sentía tan orgullosa de ello como dolida por su pérdida. Pero el anciano no solo la había inspirado a través de sus experiencias y aventuras, él había sacado a la luz todos sus deseos más ocultos, su destino personal. Había visto en ella algo más que la niña traviesa y peculiar del pueblo.
Quería lo que él había tenido: viajes, fama y gloria. Quería vivir legendarias batallas y conquistar nuevas tierras. Pero quería hacerlo a su manera, no pretendía ser otra persona.
