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꧁ℭ𝔥𝔯𝔦𝔰𝔱𝔦𝔫𝔢 ℌ𝔬𝔩𝔪𝔢𝔰꧂

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꧁ℭ𝔥𝔯𝔦𝔰𝔱𝔦𝔫𝔢 ℌ𝔬𝔩𝔪𝔢𝔰꧂

Enola y yo nos miramos incrédulas. La castaña salió del lugar a toda prisa.

-Le juro que, si vuelve a tocar a mi hermana, le cortare las manos y se las hare tragar. – La miré enojada y fui en busca de Enola.

Normalmente trato de mantenerme en paz y no voy por la vida amenazando señoras, pero es mi hermana menor de quien estamos hablando, la defenderé de cualquier cosa siempre.

-¡No! No me hagas esto. – Escuche gritar a mi hermana. – Déjame ser feliz, somos felices aquí.

Al llegar al salón, me coloque junto a Enola.

-Ya eres una señorita Enola, necesitas educacion. – Me miro. – Ambas la necesitan.

- Ponnos a prueba en lo que sea que creas que necesitamos saber para sobrevivir. – Hablo desesperada.

- Si las hubiera educado, no estarían frente a mi en ropa interior. – Mire mi vestimenta. – No conseguirán marido en su estado actual.

- ¡No quiero un marido! – Exclamamos al unisonó.

- Otra cosa que cambiara con la educacion adecuada.

Enola, sin saber que mas hacer, se arrodillo frente al detective, quien se encontraba ajeno a la conversación.

- Sherlock, no dejes que nos haga esto. – Suplico.

- Él es su tutor. – Se limitó a responder.

Mis hermanos empezaron a discutir. Estaba por irme cuando la señora Harrison atravesó la puerta.

- Tuvimos una encantadora charla. – Se coloco entre la castaña y yo. – Seremos buenas amigas.

Paso sus brazos sobre nuestros hombros. Me separe de ella rápidamente mirándola con repulsión, note como Mycroft me daba una mirada de advertencia antes de empezar a hablar.

- Señora Harrison, le agradezco su amabilidad.

- Señor Holmes, es un honor.

Rápidamente me di cuenta de la tensión en el lugar. Al parecer a la señora Harrison le gusta mi hermano, solo de pensarlo me asquee. Me fui lo más rápido que pude. No soporto esto.

¿Por qué te fuiste mama?

[...]

Al día siguiente fui a buscar a la castaña a su habitación y no la vi. Supuse que había salido. Me arregle un poco antes de salir en su búsqueda.

Luego de un rato de búsqueda la encontré en un árbol hablando con Sherlock.

- En el recuerdo que tenia de ustedes eran más tímidas. – Me acerque hasta ellos y el pelinegro me sonrió antes de continuar. – Enola siempre llevaba una piña envuelta en una tira de lana.

- Recuerdo eso. – Le sonreí a la menor. – La llevabas a todos lados. La llamabas Dash. – me senté bajo el árbol.

- Habías oído que la reina victoria tenía un perro llamado Dash, y tu querías uno igual. – La castaña empezó a bajar el árbol y se sentó en una rama. – Jamás querías usar pantalones, siempre estabas desnuda. Son todos mis recuerdos de ti.

- Gracias, ahora olvídalos a todos. – Se quedo callada un segundo. – ¿una piña llamada Dash? Suena ridículo.

- Papa solía gritar: "Saca ese maldito perro de mi casa ahora" – Reímos ante su mala imitación de papa.

- ¿Por qué no regresaste? – Pregunte.

- Vivo ocupado.

- ¿Por qué no escribiste? – Pregunto esta vez, Enola. Bajando completamente del árbol y situándose a mi lado.

- ¿Habrían leído mis cartas? – Nos miró.

- Guardo cada mención que encontré de cada uno de tus casos. – Respondió mi hermana.

- Que halagador.

- Pero tuvo que desaparecer mama para que vinieras. – Mire hacia abajo.

Ambos siguieron hablando de mama, todo era verdaderamente frustrante. Quizá suene como una niña pequeña, pero quiero a mi mama devuelta

𝒞𝒽𝓇𝒾𝓈𝓉𝒾𝓃ℯ  [Tewksbury Y Tu] TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora