𝒞𝒽𝓇𝒾𝓈𝓉𝒾𝓃ℯ [Tewksbury Y Tu] Terminada

|14|

Maraton 4/5

– Entrega.

Abrí la puerta.

– ¿Quién?

– Es una entrega de parte del señor Mycroft.

Los hombres entraron dejando el paquete en el suelo.

– ¿Enserio él envió esto?

Me acerque al paquete, luego de cerrar la puerta.

Espera, ¿se está moviendo? Lo pateé y pude escuchar un gemido de dolor.

Abrí el paquete y del salió una persona.

– ¡Tewksbury! – Lo abrace, metiéndome en la caja en el proceso.

– Deberías ayudarme a salir, no meterte tú.

– ¿Como me encontraste? – Me separe de él.

– Dijiste que no querías ir a la escuela de modales de la señora Harrison. Tengo excelente memoria cuando quiero. – Salió de la caja. – Podemos salir tal y como entre, Buscaremos a Enola. Me disfrace para la ocasión.

– Es una excelente idea. – Me agaché y cerré la caja. – No. – Abrí la caja. – Ayúdame a parame. – Me ayudo. – La señora Harrison se dará cuenta. Además, Enola y yo no cabremos aquí, no las dos.

– Ahí viene la segunda parte. Tu usaras esto. – Me paso un uniforme. Ni idea de donde lo saco.

– ¿Cuantas veces habré utilizado ropa de hombre en los últimos días? – Rei. – Espera. – Trate de salir.

– Déjame ayudarte. – Puso sus manos en mi cintura y me ayudo a salir completamente de la caja.

Cuando toqué el piso, me di cuenta de lo cerca que estábamos.

– Lo siento.

– ¿Que? ¿Por qué? – Me extrañe.

– Por esto. – Y me beso. Tardé en corresponder debido a la conmoción, pero aun así lo hice.

Nos separamos pocos segundos después.

– Ya podemos irnos.

{...}

Luego de esa escena en mi habitación, el castaño salió para que pueda cambiarme.

Ahora mismo estábamos en el auto de la señora Harrison. Al buscar a Enola sufrimos algunos inconvenientes, pero lo resolvimos.

– ¿Por qué paramos? – Le pregunte a mi hermana.

– Debemos ir a Basilwhether. – Soltó.

– ¿Que? – Pregunto el chico.

– Ocurrió una injusticia. Es hora de enmendarla. ¿Quieres al culpable? Descubre el móvil.

– No entiendo.

– ¿Cuándo iban a sumarte a la cámara de los lores?

– De inmediato.

– ¿Como hubieras votado?

– A favor de la reforma, como papa.

Empecé a comprender.

– ¿Quién lo sabía? ¿Quién hereda la propiedad si tu padre y tu mueren?

– Mi tío. ¿Crees que fue mi tío? – Me miro. – ¿Tú también lo crees?

– Las pistas apuntan a él. – Me encogí de hombros.

– Es muy poderoso, ¿Qué podemos hacer?

– Resolver el crimen.