STRANGER ★ HYUNSUNG

06

La mañana siguiente, Jisung se había despertado más temprano de lo normal. Cuando dormía en una casa que no era la suya simplemente no podía conciliar bien el sueño. Miró el paisaje por la pequeña ventana de la habitación y pudo darse cuenta de que estaba amaneciendo.

A su lado Hyunjin seguía dormido así que no quiso despertarlo y con todo el cuidado del mundo se levantó de la cama y salió de allí.

Miyeon lo recibió con una sonrisa y un saludo con su mano. El olor delicioso a café inundaba toda la cocina y la sala de estar. Una buena mañana, sin duda. La chica le ofreció una taza a Han y este la aceptó murmurando un "gracias" después.

Jisung tomó asiento en uno de los sillones que habían allí y se dispuso a beber de la taza de café que le habían ofrecido. Miyeon se dio la vuelta para salir de su casa y Han pudo ver su espalda debido a que usaba un vestido un poco abierto. La vista de su espalda lo dejó demasiado inquieto. Tenía una mancha enorme en toda la zona, podía verse la piel como quemada, como si la herida estuviera hecha recientemente. No sabía el por qué estaba así. Hyunjin no tenía esa quemadura en su espalda, más bien de allí es donde salían sus hermosas alas. ¿A Miyeon todavía podían salirles tras esa quemadura tan grave?

No quiso preguntarle nada a la pobre chica por miedo a que se incomodara pero una vez llegaran a casa le preguntaría a Hyunjin.

Dejó el recipiente en la cocina y salió fuera a tomar aire. Nunca había visto un amanecer en la playa, debía de ser hermoso.

Cuando salió fuera pudo ver como el sol recién estaba comenzando a salir. El cielo tenía un tono naranja y la luz se reflejaba en el mar tranquilo. Jisung se sentó en la arena a seguir observando el espectáculo.

— ¿Es hermoso, cierto? —Le preguntó una voz, haciendo que se alarmara por unos instantes pero luego vio que se trataba de Hyunjin que se había sentado a su lado.

— Lo es —admitió sonriendo.

Ninguno de los dos dijo otra sola palabra.

El sol ya había salido por completo y ya se podía ver que era una playa común y corriente, como cualquier otra.

—¿Nos vamos? —le preguntó Hyunjin levantándose de la arena y sacudiendo su ropa.

Después de que llegaran el día transcurrió con normalidad para ambos. La noche cayó de forma rápida.

Los pensamientos del rubio rondaban en torno a Miyeon y Hyunjin. Era bastante escalofriante la quemadura en su espalda. Por otro lado, se sentía realmente feliz con Hwang. Pero su felicidad se le iba a ratos. Jisung sabía muy bien que el ángel podría desaparecer en cualquier momento si se enteraba de lo que estaba comenzando a sentir. Intentó pensar en como sería su vida sin Hyunjin, volvería a ser como antes, triste y aburrida.

¿Qué pasaría si un ángel decide quedarse en la tierra?

Ahora esa pregunta le quitaba el sueño. Daba vueltas en la cama, inquieto. Se moría de curiosidad.

— Hyunjin...

— ¿Mhm? —su voz se notaba ronca y adormilada mientras bostezaba y forzaba sus ojos a abrirse— ¿Qué pasa, Jisung?

— No es nada. Sólo que tenía una pregunta.

— Pregunta, entonces.

— ¿Qué pasaría si te quedaras conmigo para siempre?

Un suspiro algo cansado soltó Hwang. Se levantó del sofá donde dormía y despacio, para no tropezarse, llegó a la cama de Jisung y se sentó.

— ¿No te parece un poco egoísta de tu parte? —preguntó mirándolo a los ojos. Tenía una expresión seria y Han intentó evitarlo algo avergonzado.

— Puede ser...

— Hazme un espacio —Hyunjin intento acostarse al lado del rubio.

— Estas tomando como costumbre esto de dormir a mi lado y la verdad es que...

— Te contaré una historia —ignoró por completo las quejas de Jisung y agarró la mano de este para entrelazarla con la suya— ¿Recuerdas a Miyeon, mi amiga? Ella era un ángel como yo. Tan hermosa, siempre sonreía y brillaba. Adoraba volar por el cielo con sus grandes alas blancas. Pero ella tenía una misión también.

— ¿Una misión? —cuestionó interesado. Parece que Hyunjin quería hablar sobre el pasado de su amiga, algo que le daba curiosidad a Jisung—. ¿Cómo la que tienes tú?

— Exactamente. Muchas veces llegamos a ayudar a los demás a que encuentren su felicidad. Pero no siempre logramos nuestro objetivo. Miyeon fue una de ellos, lamentablemente —tragó en seco, nervioso. No pensó que le contaría esto a un humano pero creía que por tal pregunta que había hecho, merecía saber la historia.

— ¿Una de ellos? ¿Quiénes eran ellos?

— Los caídos. Gente que no cumplió su misión. Miyeon había fallado —dijo con tristeza en su voz.

Un silencio se apoderó de la habitación, no era incómodo, al menos para Hyunjin. Han quería preguntar más al respecto pero tenía miedo de meter la pata. Antes de que pudiera replicar nada, Hyunjin continuó hablando.

— Hace unos años Miyeon arriesgó todo porque se había enamorado de la humana. Al parecer ella sentía lo mismo pero luego se dieron cuenta de que no funcionaba, no se querían realmente. Miyeon quiso volver con nosotros pero no podía. A la vez que un ángel decide quedarse en la tierra, sea el motivo que sea, sus alas son cortadas y no se le permite volver al cielo nunca más. Había arruinado su vida por amor y terminó muy mal.

Los ojos se Han se cristalizaron, imaginarse todo lo que había pasado la pobre chica era horrible. Por eso tenía esa marca como de quemadura gigante en toda su espalda, por sus alas arrancadas.

— Si me quedara contigo, acabaría como Miyeon.

¿Cómo podía estar tan seguro que correría con la misma suerte?

— ¿Y si no es así? ¿Y si en realidad si somos muy felices? —intentó preguntar desesperado.

Una risa se escapó de los labios de Hwang. Se levantó de su lado dispuesto a regresar a su sofá.

— Por favor, Jisung. No te confundas. No sientes nada por mi. Yo sólo estoy aquí para ayudarte a encontrar tu felicidad, no a ser el motivo de ella.

Lo último lo dijo tan cortante y frío que dejó a Han algo sensible. Unas lágrimas traviesas se escaparon de sus ojos. Por primera vez en mucho tiempo, Jisung se sentía triste.