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Jisung tenía mucho que agradecerle a las estrellas por haber escuchado su deseo. Esa tarde, Jisung se encontraba en su habitación con los dos chicos más importantes de su vida. Sentados en el suelo formando un círculo, conversaban sobre los últimos meses. Aunque Seungmin al principio no se había creído ni una palabra, iba entendiendo poco a poco como funcionaba la magia de los ángeles.

— Entonces tuvimos una pelea —explicó Jisung— Yo no quería que él se fuera, pero Hyunjin tenía miedo que le pasara lo mismo que le sucedió a su amiga. Cuando me dijo que se iba en tres días me enojé tanto que lo eché de casa. Pero regresó.

Le dedicó una mirada junto a una sonrisa embobada. Hyunjin besó sus labios y apretó sus esponjosas mejillas. Seungmin se removía en su lugar, incómodo.

— Me di cuenta que me sería incapaz vivir sin ti. Por lo tanto regresé.

— Yo sabía que lo harías, te mueres por mi.

— ¡Oh, vamos, que modesto!

Ambos chicos rieron a más no poder. Kim sentía que sobraba allí. Se aclaró la garganta.

— Bueno. ¿Hay más ángeles como tú, Hyunjin?

— Así es —aseguró—. Normalmente cumplimos misiones en cualquier región del mundo. Cualquier deseo. No debemos interferir en las decisiones de los humanos, tampoco se nos permite quedarnos por más tiempo del estimado y mucho menos escaparnos.

— ¿Así que estás incumpliendo las normas?

Hyunjin sonrió son sorna.

— Sí —confesó—. Pero me da igual.

Kkami ladró en señal de aprobación y saltó a las piernas del ángel para acomodarse y dormir una cómoda siesta. Hwang acarició el pelaje del animal. Aunque se fue por poco tiempo, lo había extrañado mucho.

— Yo todavía tengo una duda —dijo Jisung—. ¿Te acuerdas cuando dijiste que me habías besado para que te dejara en paz?

La cara de Hyunjin pasó por todas las tonalidades rojas que se puede imaginar. Se enredó con las palabras y comenzó a balbucear.

— Sabes que no quería decir eso realmente, lo siento.

— Estás perdonado, tonto.

Jisung vuelve a besarlo con ternura.

La atmósfera empalagosa y cursi estaba agobiando a Seungmin. El chico con incomodidad fuerza una sonrisa y se levanta del suelo, sorprendiendo a Hyunjin y Jisung.

— Lo siento, pero debo irme.

Kim se dirige a paso firme a la puerta y se va. Cerrando la puerta de un tirón. Se despidió amablemente de los padres de Han y emprendió camino hacia su casa. Quería irse de allí desde que vio como su mejor amigo miraba con tanto amor a ese ángel y viceversa. Se llevó una mano al pecho, sentía su corazón dolerle tanto como si le hubieran clavado un puñal. Debía controlar esos sentimientos, o podían hacerse relucir y tendría los problemas que había querido evitar durante años.

Por otro lado, Hyunjin y Jisung se quedaron solos. Se decían cosas bonitas y se robaban besos de vez en cuando.

— Hey, tengo algo que decirte.

— Soy todo oídos —contestó Jisung.

Hyunjin suspiró antes de hablar, conociendo la respuesta que iba a darle.

— Hay una forma para que estemos juntos.

— Si, quedándote junto a mi —terminó Jisung. Él creía que Hyunjin iba a quedarse en la tierra.

STRANGER ★ HYUNSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora