Día 4: Omegaverse

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En el mundo, a las personas cuando nacen se les clasifica en tres grupos según su sangre, alfas, betas y omegas.

En su gran mayoría, la gente porta el gen beta, viviendo sus vidas normales, realizando sus quehaceres, y excluidos de tomar supresores o algún otro medicamento que eviten los periodos de celos. El resto se divide en mayoritariamente alfas, dominantes de por sí, autoritarios, habilidosos en muchas cosas, y bendecidos en la elección de parejas para formar vínculos por toda la vida; y luego están los omegas.

Los omegas son la minoría de la sociedad, también pueden ser habilidosos pero en su mayoría tienen una personalidad sumisa, se dejan mandar, obedecen a las distintas peticiones y normalmente son tomados por algún alfa tanto en matrimonio, como en lazos inquebrantables. Estos expelen un aroma dulce y embriagador, según sus hormonas, según como se sienten y según con quien estén. Aunque sean escogidos por algún alfa, aun ellos tienen el poder de decisión, si realmente se sienten cómodos con su pareja, entonces liberarán sus feromonas, como una forma de aceptarlos en su vida.

Los periodos de celos para los omegas son aun más tortuosos, sobre todo si andan alfas merodeando, les cuesta más controlar sus olores, su calor y de algún modo se vuelven un imán de hormonas atrayendo a sus presas. Los supresores y pastillas son precisamente para estos casos, aunque no siempre significa peligro, hay veces que están en confianza y pueden liberar todo de ellos tranquilamente, por lo mismo para esas fechas buscan estar en lugares cerrados y seguros.

A diferencia de los betas, los alfas y los omegas tienen una clase de vínculo aun más especial, un lazo que los amarra en en sus dedos anulares de la mano izquierda, guiándolos hacia el camino donde encuentran a su alma predestinada. No necesariamente esto es del agrado de todos, hay personas que se vuelven inseguras y dudan si realmente lo que sienten con su pareja es amor o simplemente es la atracción de sus genes, se cierran a sus sentimientos, otros endurecen sus corazones, y algunos se niegan a la idea del romance y aceptar que realmente tienen un alma gemela.

Este último caso le estaba pasando a Shōyō Hinata, quien había ingresado hace unos meses al conservatorio de música, desplegando su talento por el canto, disfrutando de las melodías pegajosas, practicando sin césar para las audiciones al concurso regional de canto. 

A cada uno de las personas pertenecientes a esa clase se les asignó alguien del grupo instrumental, preferentemente que toque guitarra o el piano. 

Todo marchaba bien para Hinata, hasta que conoció a su compañero, alto, robusto, cuerpo trabajado, ojos azules como el océano, cabello negro como la noche, semblante serio y lo que más irritó en su interior, el fuerte aroma a alfa.

Ese día tuvo la desgracia de aprender a convivir con Tobio Kageyama.

Se llevaban mal al inicio, Kageyama se quejaba por todo y por nada, siempre le encontraba errores, siempre le recriminaba en los ensayos, siempre tenía un reclamo, pero lejos de dejarlo, Hinata se seguía esforzando para demostrarle que él lo valía, que valía la pena.

Sus dedos paseaban por las teclas del piano, hasta que uno de ellos se le resbaló a una nota alta, y quedó deslumbrado al notar que la voz del pelinaranjo llegó a esa tonalidad.

Su relación fue mejorando considerablemente, sus discusiones tontas seguían, ahora estaban acompañadas con un dije de diversión, el odio que alguna vez existió —y si es que realmente fuese odio lo que había— se esfumó al pasar los días, quedando de lado la incomodad junto al ambiente tenso que se formulaba en un principio, y ahora el salón solo se desbordaba de ritmo y risas entre pequeñas peleas.

Todo marchaba a la perfección, Shōyō era consciente de sus remedios, se aislaba los días de celo, hasta que llegó a un punto de quiebre donde su cuerpo no necesitaba algo de eso, se había amoldado tan bien a la cercanía de Tobio que no se preocupaba de expelar algún olor, incluso en los días de calor se sentía cómodo con su compañía y parecía de algún modo alivianar todo el malestar.

Kinktober ☆ [KageHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora