Stitched Hearts ❥ Kookmin Omegaverse {Paper Hearts II}

🐥Capítulo 9🐥

-¿Patito?

La voz de Minwha se escuchó desde el dormitorio principal. A Jimin le extrañó que su padre estuviera en casa a esa hora, pero todo lo que pudo hacer fue seguir callado y sollozante hasta su cuarto.

Minwha dejó sus quehaceres para alcanzarlo.

-¿Tú no tenías una cita?- preguntó confuso. El Omega de gafas siguió su camino hasta encontrar la puerta de su dormitorio y encerrarse -Patito- musitó Minwha con preocupación, dió unos suaves golpes sobre la puerta acto seguido- ¿Estás bien?

Jimin lanzó el casco por cualquier parte, se sacó las zapatillas y se enroscó como una bolita en su cama, bajo las súplicas de su padre y sus sollozos mal contenidos.

Lo estuvo intentando durante toda la tarde. Minwha no dejó de llamar y proponerle todas las cosas divertidas que se le ocurrieron, pero Jimin no contestó. A traves del vínculo que compartían como padre e hijo, se vió bombardeado de sentimientos felices y amor, pero Jimin los esquivó todos.

Ni si quiera tenía ganas de llorar. Ya no. Sólo estaba profundamente decepcionado, confuso y enfadado.

¿Qué demonios estaba mal con Jungkook?

Ni si quiera le había dado una explicación, ni si quiera lo había plantado, sencillamente había arruinado la cita antes de que sucediera. Él no se merecía eso. Jodidamente no lo hacía.

Pero su Omega estaba más influenciado y sensible por el rechazo que enfadado, y durante toda la tarde y hasta que anocheció, no pudo hacer más que enredarse bajo las sábanas, soltar feromonas tristes y moquear.

Minwha desisitió poco después. Maldita sea, él tenía algo que hacer, algo importante, pero después de ver a su pequeño así sabía que no podía dejarle solo.

Decidido a encontrar la forma de contactar con Jungkook, alcanzó su teléfono y trató de llamar a Yoongi. Había conseguido su teléfono una de las tantas veces donde había ido a comer a su casa, y era su pequeño confidente junto a Jimin. Estaba seguro de que él sabría algo al respecto.

Sin embargo, no le dio tiempo a hacerlo. El telefonillo sonó y sus mejillas se inundaron en color rojo.

-Lunas, tan pronto no- maldijo para sí mismo.

A pesar de que no fue lo que esperó.

...

El rubio se balanceaba entre la consciencia e inconsciencia de caer rendido cuando unos golpes contundentes lo espabilaron.

Parpadeó aturdido y miró el reloj.

Las ocho.

¿Tan pronto se había hecho tan tarde? Frotando sus ojos rojos se levantó y anduvo cansado hacia la puerta. No quería preocupar más a su padre, probablemente llevaba angustiado tanto o más que él desde que se había encerrado.

Estaba tan atolondrado, que no se dió cuenta del vínculo agitándose. Cuando abrió la puerta lo sintió.

Sus ojos se abrieron confusos e incrédulos ante la vista de Jungkook. Bufó un gruñido y lo empujó con ambas manos, dispuesto a encerrarse de nuevo cuando Jungkook frenó la puerta y se coló en el dormitorio.

-Lo siento.

-¡Siempre lo sientes!- Jimin se giró para que el Alfa no pudiera ver sus ojos humedecerse.

-Siempre lo hago, eso es cierto. Lo siento, en serio, te debo una explicación.

-¿¡Y qué haces aquí!?- el rubio lo encaró, todo molesto y pequeño. No era momento para que a Jungkook le pareciera adorable pero lo hizo. Siempre le resultaba endemoniadamente tierno, y aquello sólo lo empeoró todo. Porque Jimin no se merecía eso. No se merecía nada malo- ¿¡Papá te dejó pasar!?