Guía de viaje del Padre Stone - Vuelta 4 - Forgiven Desencadenada

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CUARTA VUELTA

"Falló por un amplio margen y los desafié con la mirada

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"Falló por un amplio margen y los desafié con la mirada. Ellos desenvainaron sus dagas en silencio."

Qué Crystaline me asista en esta Vuelta aciaga y guíe la pluma que escribe estas palabras.

¿Quién sería yo sin el favor de los dioses en esta ciudad condenada? Por El Negro, ¡qué Glow se cierna sobre esta ciudad sobre las dos Iglesias y sobre todos los Notables de Forgiven! ¿Cómo puedo cumplir mi sagrada tarea estando rodeado de ratas sedientas de probar mi sangre?

Ruego que disculpéis mi falta de educación, lectores, si prescindo de mis habitualmente cordiales saludos, pero comienzo a pensar que quizá esta guía de viaje no esté destinada a acabar en manos de novicios ávidos de aventuras, sino en las atroces garras de los servidores del Dios de la Muerte.

Aunque si piensan o alguna vez han pensado que este sacerdote se dejará morir fácilmente, mucho me temo que poco conocen al Padre Stone. Por Crystaline que, si en algo tengo fe, es en que venderé caro mi pasaje a la Tierra de los Dioses. Ello esas sombras desalmadas lo pueden tener por seguro. Y no solo ellas.

Pero divago. Con vuestro permiso retomaré la narración sobre los últimos acontecimientos de mi estancia en Forgiven, pues lo que por mí ha sido experimentado esta Vuelta puede no distar de la situación en el resto de las ciudades de Gloom. De estar en lo cierto, considero de una importancia capital que este manuscrito sobreviva a la más que posible purga de rebeldes que desencadenaría el fracaso en nuestra misión.

Pero no he de adelantarme.

Vanish necesitaba un cambio de aspecto.

Ya lo había necesitado desde el momento en que llegamos a la ciudad con el plan de hacer de él todo un esclavista, pero ahora que su semblante adornaba todas las áreas respetables de la ciudad, la necesidad de un cambio de apariencia resultaba realmente acuciante.

Y a esa fatigosa tarea me había dedicado en cuerpo y alma durante toda la Vuelta, cuando observé a una pequeña multitud que se había congregado en las empedradas calles. Me sorprendí al comprobar que los curiosos reunidos allí eran mis propios paisanos, que habían abandonado sus casas y tardíos quehaceres para contemplar a la orgullosa comitiva que se dirigía a través del Museo de Cadenas hacia el empinado camino que conducía a la Fortaleza Gris, el ciclópeo hogar de Blaine, tirano de Forgiven.

Cuando pregunté a un viandante al respecto, este me susurró con voz tan queda que apenas pude escucharle que se trataban de diplomáticos enviados por la Ciudadela de Obsidiana. Su cometido era reunirse con el Oscuro de la ciudad y los asuntos a tratar un completo misterio. Forcé mi malograda vista y con esfuerzo logré atisbar a las tres figuras que abrían el desfile. Montaban en kandros y pese a la distancia eran visibles sus mantos de un indistinguible color purpúreo.

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