Hijo de la luna 1: renacimiento

Castigo

-A medida que los dos iban acomodándose para hablar, el moreno aprovechó de sacar todo libro posible para poner encima de la mesa, el albino no se quedaba atrás ya que los pergaminos eran algo pesados para poder acomodar en el mismo sitio, además de algo largos, pero no parecía que los dos tuvieran apuro alguno porque de lo contrario de eso es que los dos estaban mas que aliviados de poder estar uno junto al otro.-

F: se ven interesantes estos libros.

G: y lo son, son los más antiguos que he encontrado hasta entonces así que pensé que te gustarían.

-Con una sage sonrisa el moreno extendía los mencionados libros para que el pudiese leerlos a gusto.-

G: los he estado leyendo un poco antes de venir, para asegurarme que es de lo que te he prometido desde ¿ayer? Por lo que es mejor traer evidencia para comprobar.

-El albino con cuidado tomo uno de ellos para sacudirle el polvo que tenia encima, sin quitar la sonrisa de su rostro.-

F: podría afirmar que si.

-Y ahora con ayuda de aquella calma el albino fue abriendo el libro para que pueda iniciar a ver con sus ojos lo escrito ahí medio ladeando la cabeza un poco leve.-

F: aamm... Es escrito antiguo... Y hecho a mano.

G: de hecho, ni siquiera he podido entender bien algunas de las letras que están ahí escritas.

F: bueno, eso le da mas valor si han pasado bastantes años.

G: eso lo puedo confirmar.

-Luego de pasar las paginas regreso al inicio para ver bien los grabados adentro aunque cuando iba elevando la mirada encontró a la dos guardias nuevamente dormidos profundamente en diferentes direcciones lo que le dio un poco de ternura, el caballo por su parte andaba comiendo del pasto tranquilamente, suavemente regreso la mirada en la ortografía.-

F: ¿sabes? Fue buena idea decirle a tu guardia que me avisara.

G: ¿ah si?

-El albino asintió con la cabeza en lo que el moreno tomaba uno de los pergaminos lunares que estaba a su alcance.-

F: si, fue valiente al decirme lo que pasaba, además de que pudo mantener bien la compostura.

G: jej es lo que sabe hacer, se esmera mucho para hacer las cosas bien.

F: espero lo trates bien, pocos son los que tienen motivos para que puedan ejercer con mucho cariño su labor como guardias a pesar de todo.

-El moreno asintió con la cabeza, elevo la mirada y despacio se levanto para colocarse alado de él, demasiado cerca.-

G: ahora que lo mencionas, tienes razón, desde que entro a la academia se ha esmerado mucho para hacerlo bien, más que todo por su familia que por mi.

F: entiendo... Un poco similar es por Tobitaka.

G: ¿qué le paso? Digo, si se puede saber.

-El albino elevo la mirada hacia el antes de suspirar un poco volviendo la vista hacia lo escrito.-

F: el paso por mucho... Tuvo demasiados problemas... Como castigo quisieron inculcarlo en la academia para ver si moderaba su carácter aunque eso no llego a pasar, sin embargo, cuando pude conocerle pude ver algo diferente de lo que decían, entonces quise decidir que lo ascendieran a guardia y a pesar de que todavía tiene el carácter de antes ha demostrado que no lo hace por gusto o por disgusto, todavía hablan de el pero no les hago caso a esas palabras para evitar perjudicarlo.

-Su sonrisa fue calmada, serena, reflejando una tranquilidad algo extrañable para el moreno, que por unos minutos miro al mencionado pelimorado parpadeando un par de veces, lo entendía, quizás muy bien o puede que una parte de ello, de solo imaginar solo sonreía estirando una mano que rodea los hombros ajenos para posarse en uno de ello con suavidad, claro el alvino sobresalto un poco pero le dejo pasar.-